miércoles, 29 de julio de 2009

¿El pueblo judío es una invención?

Aqui un parentisis, no hay un pueblo judio, como tampoco hay un pueblo cristiano,musulan,budista,ect....., muchos creen que Einstein era judio, el creia en dios pero no creia en el dios de abraham naaa el no era judio, era aleman de origenes hebreo, acaso Carl Segan era judio nooo era norte americano de origen hebreo.

El historiador israelí Shlomo Sand cuestiona varios de los mitos oficiales del sionismo en su libro Cuándo y cómo se inventó el pueblo judío.

Las tesis que defiende Shlomo Sand han mantenido a su libro en las listas de los más vendidos durante un mes.

Shlomo Sand, profesor de Historia de Europa en la Universidad de Tel Aviv, acaba de publicar "Cuándo y cómo se inventó el pueblo judío", donde cuestiona algunos principios de la historia sionista oficial.

El libro se ha mantenido cuatro semanas en la lista de los más vendidos en Israel, algo que Sand no acaba de entender. A cambio ha tenido pagar el peaje de recibir anónimos donde se le amenaza e insulta, llamándole kelev natzi masria (perro nazi apestoso) y otras lindezas. Sin embargo, no parece muy preocupado. El libro contiene dos tesis que en el pasado tuvieron cierto predicamento, también entre historiadores sionistas, pero que hoy han sido archivadas: que los actuales judíos provienen de pueblos paganos que se convirtieron al judaísmo lejos de Palestina, y por lo tanto no descienden de los antiguos judíos, y que los palestinos árabes son los únicos descendientes de los antiguos judíos.

Decir que el pueblo judío es una invención del siglo XIX parece una provocación.

A finales del XVIII y principios del XIX surgió el nacionalismo, y en la segunda parte del XIX se cimentó la idea del nacionalismo judío. Los franceses sabían que su pueblo existía desde los galos, los alemanes sabían que su pueblo existía desde los teutones, y los judíos empezaron a pensar que eran un pueblo desde el segundo Templo.

Y en su opinión eso no es correcto.

Sostengo que eso es una "invención", de la misma manera que no creo que hubiera un pueblo francés hace 250 años. La mayoría que vivía en el reino francés no sabían que eran franceses, incluso no lo sabían en la primera mitad del siglo XIX.

Sin embargo, los judíos siempre han tenido una identidad.

No creo que haya habido un pueblo judío hasta recientemente. Incluso le diré que ni siquiera pienso que hoy haya un pueblo judío.

¿Por qué?

La Biblia no es un libro histórico, es un libro de teología. Fueron los protestantes, y luego los judíos, los que convirtieron la Biblia en un libro de historia.

¿El pueblo judío es una invención cristiana?

Así es. Pongamos por ejemplo el supuesto exilio judío. El exilio nunca existió. Cuando los romanos destruyeron el Templo en el año 70 de la era cristiana, no expulsaron a los judíos por la fuerza. Los romanos nunca exiliaron a pueblos, algo que sí hicieron los asirios y los babilonios con algunas elites.

¿Cuándo empezó entonces esa versión de la historia?

La historia sionista tomó un mito cristiano del mártir Justino, que fue el primero que dijo, en el siglo III, que Dios había castigado a los judíos con el exilio porque no aceptaron a Jesús. Esa es la primera vez que afirma que los judíos fueron deportados.

Entonces, no hubo deportación...

Es cierto que los romanos no permitieron a los judíos que vivieran en Jerusalén, pero los cristianos crearon la fantasía de que no se les permitió vivir en toda Judea. La raíz del mito del exilio judío es cristiana. Nunca hubo exilio. No hay ningún libro científico que lo diga. En los billetes de 50 shekels se dice que Tito deportó a los judíos, pero es un mito.

Esto va en contra de lo que se dice comúnmente.

Así es, aunque ahora hay historiadores que dicen "Bueno, no hubo exilio pero sí que hubo emigración". Lo cierto es que como los griegos y los fenicios, los judíos viajaron por el Mediterráneo...

¿Acaso no es cierto? En España ya había judíos en aquella época.

Antes de Jesucristo había en Palestina entre medio millón y un millón de judíos. La inmensa mayoría, un noventa por ciento, o quizás un noventa y cinco por ciento, eran campesinos. Los judíos no eran como los fenicios o los griegos, no viajaban tanto como ellos por el mar. La proporción de los que salieron es infinitamente muy pequeña.

¿Incluso después de la destrucción del Templo en el año 70?

Incluso entonces. Lo que ocurrió antes del 70, en el periodo que va de los Macabeos a Adriano, es que el judaísmo comenzó a dispersarse. Atención, el judaísmo fue el que se dispersó, no los judíos. Es cierto que salieron comerciantes y soldados que llevaron consigo la idea monoteísta, pero no fueron muchos. Los Macabeos conquistaron Edom y obligaron por la fuerza a sus habitantes a convertirse al judaísmo. Lo mismo ocurrió en Galilea. Desde el siglo II antes de Cristo hasta el siglo II después de Cristo, el judaísmo fue el primer monoteísmo proselitista.

¿Ocurrió lo mismo en la diáspora?

En el Mediterráneo, a finales del siglo I después de Cristo había cuatro millones de creyentes judíos. Es en ese periodo proselitista cuando el judaísmo se proyecta en el Mediterráneo.

¿Quiere decir que la mayoría de los judíos del Mediterráneo no venían de Palestina?

Efectivamente, la inmensa mayoría no venían de Palestina. Eran conversos. Desde la época de Adriano, en el siglo II, se experimentó una caída drástica del número de judíos porque muchos se convirtieron al cristianismo. De cuatro millones de creyentes judíos se bajó a un millón.

¿Se convirtieron al cristianismo?

Y lo que voy a decir ahora está relacionado con España. A principios del siglo IV se produce la victoria del cristianismo con Constantino y decrece el número de judíos. El judaísmo prevalece sobre todo en Palestina, en Babilonia y en el norte de África. En el norte de África, en el siglo VII, cuando llega el islam, quienes luchan contra el islam son los judíos. Hay una reina judía bereber, Dahia Kahina, que luchó contra los musulmanes. El historiador árabe Ibn Jaldun menciona que en la zona había tribus judías muy populosas. La reina Kahina murió luchando contra los musulmanes en 694. Tariq ibn Ziyad, el conquistador de España en 711, era bereber. Hay muchos testimonios cristianos antiguos que dicen que los conquistadores eran judíos y musulmanes. Muchos judíos se sumaron al ejército musulmán porque padecieron mucho durante los reinos visigodos.

¿Sólo entonces entran los judíos en España de forma masiva?

Me he preguntado a menudo por qué había tantos judíos en España y no en Francia o Italia, por qué había tantos judíos en el lugar geográficamente más alejado de Palestina. Es obvio que hubo algunos soldados y comerciantes que se convirtieron, como en Francia o Italia. Pero, ¿por qué de repente hay tantos judíos en España? Creo que la respuesta se ha de buscar en la conquista bereber de judíos y musulmanes. El conquistador Tariq ibn Ziyad pertenecía a la tribu Nafusa, la misma tribu de la reina Kahina. Si en 711 Tariq ocupó un puesto tan destacado, es muy posible que en 694 fuera un soldado en el ejército judío de Kahina. No puede ser de otra manera. Con gran seguridad Tariq era un judío que se convirtió al islam. Si se leen los testimonios antiguos, se ve que los cristianos acusan conjuntamente a los musulmanes y a los judíos de la conquista de España. Creo que es por eso por lo que el número de judíos en España es tan superior al número de judíos en Francia o Italia.

Entonces, ¿la mayoría de los judíos españoles provenían de los judíos bereberes conversos?

En efecto. Pondré otro ejemplo, el de los judíos de Yemen. También hubo un reino judío en Yemen durante 120 años, a finales del siglo V y principios del VI, una tribu que se había convertido al judaísmo.

Usted menciona también el reino de los jázaros, un pueblo originario de Asia central, que se convirtió al judaísmo.

Con los jázaros ocurre exactamente lo mismo: es el judaísmo, y no los judíos, el que se expande. La masa demográfica más numerosa es la de los jázaros. Es curioso que el sionismo reconoce la importancia de los jázaros hasta 1967, y después deja de ser una tesis legítima.

¿De los jázaros provienen los judíos ashkenazis de Europa?

Así es. Los mongoles expulsaron a los jázaros hacia Europa. No puede ser que los judíos de Polonia vengan de Alemania, porque en Alemania, en los siglos XII y XIII, apenas había unos cientos de judíos, y de ahí no se puede pasar de la noche a la mañana a tres millones de judíos en Polonia, es sencillamente imposible. Los judíos de Polonia, y de otros países de Europa oriental, sólo pueden venir de los jázaros. Todavía en 1961 hay un prestigioso historiador israelí que afirma que los jázaros son los antepasados de los judíos de Europa oriental. Entonces aún se aceptaba que no provenían de Alemania.

Su teoría es que la inmensa mayoría de los judíos de hoy no provienen de Palestina sino de otros pueblos que se convirtieron al judaísmo.

Así es. Pero hay otra cuestión importante: Si no hubo exilio en Palestina, si los romanos no expulsaron a los judíos, ¿qué les ocurrió a los judíos de Palestina? Hay muchos historiadores israelíes, incluidos Yitzhak ben Zvi, el segundo presidente de Israel, o David ben Gurion, que hasta 1929 afirman que los palestinos árabes son los verdaderos descendientes de los judíos. Esta tesis que sostuvieron los mayores sionistas se murió en 1929. Todavía en 1918 Ben Zvi y Ben Gurion escribieron juntos un libro donde se afirma que los palestinos son los auténticos descendientes de los judíos. Sin embargo, decir esto hoy es causa de escándalo.

El sionismo no lo acepta.

Es necesario comprender que hay dos versiones del nacionalismo, una del río Rin hacia Occidente y otra del Rin hacia Oriente. En todas partes se inicia el nacionalismo como un fenómeno racista etnocéntrico, pero en Occidente deriva hacia un movimiento político civil. En cambio, al Oriente del Rin prevalece su carácter etnocéntrico. En las dos partes hay racismo. En Francia, si tienes la nacionalidad francesa eres francés, gracias a los valores republicanos. Pero en Alemania, incluso aunque tengas la nacionalidad no eres necesariamente alemán. En Polonia, desde 1919, si no eres católico no eres polaco. El sionismo nació entre Alemania y Polonia y por eso recibió una forma medio alemana y medio polaca.

Pero un judío es el hijo de una madre judía.

Sí según la ley religiosa, pero para el sionismo el judaísmo es pueblo y nación. No se puede entrar pero tampoco se puede salir. Sólo se puede entrar si te conviertes religiosamente. El sionismo no era religioso pero utilizó la religión porque no disponía de otros instrumentos para delimitar el judaísmo. Mi tesis es que el sionismo asumió los componentes etno-religiosos de los polacos y etno-biológicos de los alemanes y creó una especie de nacionalismo cerrado, que no es político ni civil como fueron los nacionalismos occidentales.

¿Y cuál es su pronóstico de cara al futuro?

Al día de hoy el sionismo conserva su carácter etnoreligioso y creo que eso destruirá el Estado de Israel.

¿Por qué?

El Estado de Israel dice que es el Estado del pueblo judío y que es un Estado democrático y judío, y eso es un oxímoron, una contradicción. Un Estado democrático pertenece a todos sus ciudadanos. Una cuarta parte de los ciudadanos de Israel no son judíos, pero el Estado dice que pertenece sólo a los judíos. Hay leyes que dicen que el Estado es judío, y que el Estado no está abierto a los demás. El sionismo no reconoce a los "israelíes" no judíos y esto no puede continuar. Incluso si Israel sale de los territorios ocupados no habrá calma. Los árabes están viviendo en un Estado que dice que no es de ellos, en cuyo himno nacional se habla del "espíritu judío". ¿Cuánto tiempo puede durar esta situación?

viernes, 24 de julio de 2009

Campamento ateo


Richard Dawkins es un genio, deberiamos de haber mas Dawkins en el mundo

Muy habituales son las colonias organizadas por grupos religiosos, en los que muchas de sus actividades están orientadas a fomentar la fe o a divulgar la doctrina. A todos se nos aparece la imagen del sacerdote tocando la guitarra, du-bi-dúa, frente a los boyscouts.

Esto podría cambiar muy pronto se prospera la iniciativa de Richard Dawkins, el célebre biólogo británico autor de obras como El gen egoísta o, la más reciente, El espejismo de Dios. Frente a la ausencia de colonias de verano que fomenten justo lo contrario que las religiosas (escepticismo, análisis científico de la realidad y racionalismo) Dawkins ha puesto en marcha los primeros campamentos ateos.

Una iniciativa que sin duda le reportará no pocas críticas, como ya ocurriera con su fomento de la campaña anterior: el de los autobuses ateos.

Dawkins opina que estos campamentos ateos son necesarios en una sociedad donde muchos padres ateos no tienen dónde enviar a sus hijos. Pero ¿qué se hace realmente en un campamento ateo? ¿Rezar a Newton? No exactamente.

En los campamentos ateos se asistirá a diario a sesiones de biología avanzada y filosofía moral, donde se aprenderá exactamente qué es la teoría de la evolución, por ejemplo. La idea que me ha parecido más ingeniosa es la que llaman la prueba del unicornio. En ella, los monitores se inventan la existencia de dos ejemplares de unicornios alrededor del campamento.

En vez de fomentar la idea de que existe lo invisible y lo indemostrable (como sucede en los cuentos de terror que se narran alrededor de la hoguera), los monitores en efecto dejarán huellas del presunto unicornio. Pero a la vez retarán a los niños a demostrar que este animal mitológico no existe realmente, para que piensen por ellos mismos. y desarrollen su actitud crítca ante las afirmaciones de los demás.

El que lo consiga, recibirá un billete de 10 libras con la efigie de Charles Darwin firmado por Richard Dawkins. Algo así como la versión pecuniaria de la etiqueta de anís El Mono.

El activismo ateo de Dawkins no deja de sorprenderme. Después de haber entrado de lleno a elevar nuestra conciencia con su obra "El Espejismo de Dios" y obras para la TV como "La Raíz de todo mal" y "Los enemigos de la Razón", disponibles en YouTube, y de la campaña del bus ateo, llega ahora con la idea de crear un campamento de verano para que chicos y chicas puedan pensar criticamente. Campamentos cristianos son comunes en los Estados Unidos y fueron hechos célebres con el documental "Jesus Camp", también disponible en YouTube.

Los dejo con la nota de El Mundo.es


El biólogo darwinista Richard Dawkins impulsa un campamento de verano ateo

Richard Dawkins, el biólogo darwinista que impulsó la campaña de los autobuses ateos, ha decidido darle una nueva vuelta de tuerca a su ferviente campaña contra Dios. Según publica el diario The Sunday Times, el eminente científico ha decidido subvencionar la creación de campamentos de verano que pretenden inculcar el pensamiento racionalista y antirreligioso en niños y adolescentes de 8 a 17 años.

El propio Dawkins ha explicado que el objetivo de este proyecto es enseñar a los más jóvenes «a pensar por sí mismos, de forma escéptica y racional».

El famoso biólogo, autor de 'best-sellers' como 'El espejismo de Dios' (ed. Espasa Calpe), considera fundamental contrarrestar el poder ideológico del que aún disfrutan las religiones en todo el planeta con iniciativas educativas como ésta. El proyecto viene precedido por el considerable éxito que logró el científico con su autobús ateo, cuyo lema -«Dios probablemente no existe, deje de preocuparse y disfrute de la vida»-, apareció no sólo en las principales ciudades británicas, sino también de otros países europeos, incluyendo España.

El llamado Campamento de Búsqueda ('Camp Quest') incluirá actividades tradicionales como el piragüismo, el 'trekking' y la natación, pero cada mañana los participantes deberán asistir a clases de ética, biología evolutiva y otras disciplinas científicas en las que se desmontarán mitos como la telepatía, los tenedores supuestamente doblados por la mente de personajes como Uri Geller y otras supersticiones.

Además, a lo largo de los cinco días que durará el evento entre el 27 y el 31 de julio, en la bucólica localidad de Somerset (suroeste de Inglaterra), se celebrará un peculiar concurso en el que el se premiará con 10 libras esterlinas al primer participante que sea capaz de demostrar que los unicornios no existen.

Los objetivos educativos del proyecto también se reflejarán en la canción que han elegido sus organizadores para amenizar las noches que pasarán los niños bajo la luz de las estrellas, alrededor del fuego: el mítico himno 'Imagine', de John Lennon, en el que el ex lider de los Beatles pedía «imaginar un mundo en el que no existe el cielo, ni tampoco la religión».

Según los organizadores del campamento, el objetivo del proyecto es ofrecer a las familias británicas una alternativa a los Scouts y otras organizaciones similares que obligan a los niños a «cumplir con su deber» hacia Dios. En el Reino Unido, unos 9.000 niños participan en campamentos de verano organizados por instituciones religiosas.

Bueno, lo de biólogo darwinista en la nota lo discuto. Dawkins es un biólogo evolucionista, es algo diferente. Es como decir que Emilio Yunis no es genetista sino "mendeliano". Los medios confunden la biología evolutiva con las ideas de Darwin ignorando que la disciplina ha avanzado mucho con el tiempo.

Igualmente Dawkins no hace "campaña contra Dios" como escribió el periodista, quien deja ver su sezgo ideológico, sino que "hace campaña por la racionalidad y en ese campo Dios es muy poco probable". Se demora un poco pero queda más claro.

Volviendo al tema de la propuesta de Dawkins me parece genial... ¿Cuándo tendremos algo así en Latinoamérica? Los fundamentalistas nos llevan muchísima ventaja. ¿Y usted qué opina?

Los diez mandamientos la luz de la racionalidad

De forma elegante y arrolladora el colombiano Hernán Toro ha mostrado que los diez mandamientos contenidos en la Biblia son un conjunto de normas alejadas de la justicia, la igualdad y la tolerancia y que en realidad reflejan que la llamada ley de dios es fruto de la invención del pueblo hebreo de la antigüedad. La justificación de la esclavitud y el machismo más recalcitrante en el seno de los diez mandamientos muestran que están lejos de ser normas moralmente válidas para la sociedad actual. Personalmente creo que la Declaración Universal de los Derechos Humanos es moralmente muy superior al decálogo de la Biblia. Creo que es un deber de los ateos y agnósticos hacerle saber esto al mundo, además de incentivar la divulgación y cumplimiento de los DDHH.

Al finalizar su ensayo, mi compatriota propone las siguientes normas:

1. No matarás absolutamente a nadie a menos que estén amenazando tu vida.
2. No esclavizarás ni abusarás absolutamente de nadie.
3. Los hombres y mujeres tendrán los mismos derechos y la misma dignidad.
4. Educarás a tus hijos con amor, sin agredirlos.
5. Inculcarás a tus semejantes el amor por la ciencia, la racionalidad, el escepticismo y el diálogo.
6. Debatirás racionalmente las ideas y respetarás las conclusiones lógicas así no te gusten.
7. Respetarás el derecho ajeno de disentir y de expresar abiertamente sus opiniones.
8. Protegerás el medio ambiente, te alimentarás sanamente y te ejercitarás con frecuencia.
9. Los adultos son libres para guiar su vida privada como lo decidan libremente en consenso.
10. Trabaja por una sociedad con justicia social.

Otro activista ateo, Richard Dawkins también hizo una propuesta en su obra “El Espejismo de Dios” Estos son los “mandamientos” o principios morales laicos propuestos por el científico británico:

1. No hagas a otros lo que no quieras que te hagan.
2. No pases por alto la maldad ni te acobardes al administrar justicia, pero disponte siempre a perdonar el mal hecho si media el arrepentimiento.
3. Prueba todas las cosas: revisa tus ideas frente a los hechos y prepárate para descartar incluso las creencias más arraigadas.
4. Respeta el derecho de los demás a estar en desacuerdo contigo.
5. Fórmate opiniones independientes basadas en tu razón y en tu experiencia: no permitas ser manejado.
6. Cuestiónalo todo.
7. Disfruta de tu vida sexual (en tanto no hagas daño a nadie) y deja a los demás que disfruten de la suya.
8. No adoctrines a tus hijos. Enséñales cómo pensar por sí mismos y cómo estar en desacuerdo contigo.

Invitamos a nuestros lectores a leer el ensayo promocionado en esta nota haciendo click aquí

Ahora opina:
¿Qué piensa de las propuestas de los principios morales laicos propuestos por Dawkins y Toro?
¿Qué normas propondría usted?
¿Considera que los ateos y agnósticos hemos hecho la suficiente por exaltar los DDHH como una propuesta moral mucho más avanzada que el Decálogo bíblico?

Jesús podría no volver a la cancha de fútbol

Cuando los futbolistas marcan un gol suelen santiguarse, arrodillarse y al finalizar el encuentro los jugadores del equipo ganador suelen agradecer a Dios por el triunfo. !Cómo si de existir un Dios le importara el resultado de un partido de fútbol! ¿No han pensado qué seria una ocupación inútil para Dios esto?

Al parecer las expresiones religiosas no parecen gustarle a la FIFA, que estaría planteándose la posibilidad de prohíbirlas en los partidos. Sobre todo, tras la protesta formulada por el presidente de la Federación Danesa de Fútbol Jim Stjerne Hansen.

Al directivo danés no le gustó el fervor religioso con que los brasileños celebraron su victoria frente a Estados Unidos en la Copa Federación, el pasado 28 de junio en Sudáfrica. La imagen de los jugadores y los técnicos en círculo en el centro del campo alabando a Jesús ha motivado que se haya dirigido a la FIFA para protestar. Hansen considera que la expresión de fervor religioso de los brasileños fue demasiado. Dice que "tal nivel de confusión entre deporte y religión no es en absoluto admisible. No dejaremos que las consideraciones políticas y religiosas invadan los estadios". “No hay lugar para la religión en el fútbol. Mezclar religión y deporte como se hizo significó casi crear un acto religioso en si mismo. Así como no podemos permitir que la política se mezcle con el fútbol, también la religión debe quedar excluida”, afirmó.

La manifestación religiosa al final de la Copa Confederaciones no fue la primera protagonizada por la selección brasileña, cuyo capitán, el zaguero Lucio, es un feligrés de la Iglesia Pentecostal. Un acto parecido ocurrió en Yokohama, cuando Brasil conquistó su quinto título mundial en Corea-Japón 2002, y varios jugadores dijeron mensajes religiosos, entre ellos Kaká, quien se sacó la parte de arriba del uniforme para exhibir la frase “I Belong to Jesus” (Yo pertenezco a Jesús), inscrita en una camiseta que llevaba por debajo.

Hasta ahora, ese modo de celebrar los goles (santiguarse, arrodillarse) no había provocado ninguna reacción negativa. Solamente hay un antecedente a la iniciativa del federativo danés: en febrero se produjo una fatua dictada por religiosos saudíes. Estrictamente, las normas de la FIFA no prohíben gestos de connotación religiosa. En cambio los jugadores los brasileños podrían tener problemas por haber lucido camisetas donde se leía "Amo a Jesús". El reglamento señala que los jugadores no están autorizados a llevar prendas con eslóganes o con publicidad, y que el equipamiento básico obligatorio no puede incluir "ninguna inscripción política, religiosa o personal". Otro artículo precisa que se sancionará a los jugadores que se levanten la camiseta para que se vean lemas o anuncios.

Tras estos eventos el presidente de la fundación vaticana "Juan Pablo II, para el deporte", Eddio Constantini, criticó al presidente de la FIFA, Joseph Blatter, por intentar prohibir las demostraciones religiosas en el futbol."Blatter y la federación de balompié de Dinamarca se equivocan, es un error depurar el deporte, de aquellos valores éticos que la fe cristiana y la Iglesia Católica defienden desde hace siglos", sostuvo el líder italiano.

¿Y usted qué opina? ¿Se trata de una medida qué hace neutral al fútbol o es una medida que limita la libertad religiosa y de expresión?

jueves, 23 de julio de 2009

La actual división entre ciencia y religión se remonta a Galileo

Un nuevo libro analiza el origen del enfrentamiento entre la Iglesia y el científico

El escritor Dan Hofstadter ha publicado un libro titulado “The Earth Moves: Galileo and the Roman Inquisition”, en el que analiza el juicio de Galileo por parte de la Iglesia Católica Romana a mediados del siglo XVII, y el conflicto surgido entonces por la defensa que hizo el astrónomo de la teoría del heliocentrismo (la Tierra gira alrededor del Sol). Según Hofstadter, el enfrentamiento entre ciencia y religión surgido en aquel momento explicaría muy bien la génesis de la división entre ciencia y religión, característica de la mentalidad occidental moderna. Por Yaiza Martínez.



El escritor estadounidense Dan Hofstadter afirma en su último libro “The Earth Moves: Galileo and the Roman Inquisition” ( La tierra se mueve: Galileo y la Inquisición Romana) que el gran choque entre ciencia y religión que supuso el juicio al que fue sometido Galileo (1564-1642) por parte de la Iglesia Católica Romana persiste de alguna forma en nuestros días.

Hofstadter, autor de obras anteriores, como “The Love Affair as a Work of Art” o “Falling Palace” es un gran conocedor de la cultura italiana, de su literatura, y también de los archivos del Vaticano, que ha analizado a fondo para tratar de comprender, desde el punto de vista político, científico y psicológico, el enfrentamiento entre Galileo y el Papa Urbano VIII.

Al parecer, este papa y Galileo habían sido inicialmente amigos, cuando Urbano VIII aún era el cardenal Maffeo Barberini, con el que Galileo intercambió amables cartas, según se explica en otro libro: “Galileo en Roma: Crónica de 500 días”, de William y Artigas.

Consecuencias presentes de un conflicto antiguo

Pero luego las cosas cambiaron, y durante su pontificado (septiembre de 1632- junio de 1634) fue cuando tuvo lugar el juicio contra Galileo Galilei, en el que el científico se vio obligado a retractarse de sus tesis sobre el heliocentrismo.

La causa del procesamiento de Galileo fue que el astrónomo defendió la teoría de Nicolás Copérnico, autor del libro "De revolutionibus orbium coelestium", en el que se expone el modelo heliocéntrico del universo.

Este modelo, que planteaba que la Tierra giraba alrededor del sol en lugar de ser el centro del cosmos como hasta entonces se había pensado, resultó demasiado revolucionario para la mentalidad de la época, por lo que la Iglesia Romana ordenó explícitamente que la teoría copernicana no se enseñase ni se promoviese.

Sin embargo, las observaciones realizadas por Galileo con su famoso telescopio no dejaron lugar a dudas para el científico de que su antecesor llevaba la razón, por lo que el investigador entró en conflicto con la institución eclesiástica de entonces.

Según declaraciones realizadas por Hofstadter para la agencia Reuters, este enfrentamiento –sucedido en el año 1633- ha tenido consecuencias incluso en el presente.

Restos de la discusión

El autor señala dos de ellas: en primer lugar, la relacionada con la cuestión de qué es una teoría científica.

Ya entonces se planteó esta pregunta, y hoy día se ha tenido que volver a plantear ante aquéllos que apoyan conceptos como el del diseño inteligente. Básicamente, nos encontramos ante la misma discusión, afirma el escritor.

El diseño inteligente es el nombre utilizado para describir a la corriente que sostiene que el origen o evolución del Universo, la vida y el hombre, son el resultado de acciones racionales emprendidas de forma deliberada por uno o más agentes inteligentes.

Aunque esta corriente está considerada como pseudociencia por la comunidad científica, sus partidarios la defienden como propuesta científica legítima, susceptible de ser objetivo de investigaciones metodológicamente rigurosas.

Otro de los efectos del enfrentamiento entre Galileo y la Iglesia Católica Romana se reflejó en las declaraciones que Benedicto XVI realizó en 2006, cuando aún era el cardenal Ratzinger.

Entonces, el actual papa defendió que: “en el tiempo de Galileo, la Iglesia permaneció más fiel a la razón que el mismo Galileo. El proceso contra Galileo fue razonable y justo”, en un intento de limpiar la leyenda sobre el trato de la Iglesia a Galileo. Estas declaraciones de Ratzinger supusieron, incluso, una rectificación a las palabras de Juan Pablo II, que en 1992 había pedido perdón por el maltrato al científico.

Persistente división ideológica

El juicio de Galileo en 1633 supuso una conmoción política y científica –además de religiosa-, y se produjo gracias a una mejora tecnológica: los adelantos de Galileo en el telescopio (con respecto al anterior telescopio holandés, el científico consiguió que el suyo no deformara los objetos y los aumentara 6 veces).

Por otro lado, en 1616, un edicto de la Iglesia contra el heliocentrismo intentaba proteger a la Biblia de las lecturas e interpretaciones libres de los profanos.

En este contexto, y a pesar del coste que podía suponer enfrentarse al orden establecido por la Iglesia y la ciencia de la época, Galileo publicó en Florencia, en 1632, su diálogo de los Massimi sistemi (Diálogo sobre los principales sistemas del mundo) donde se burlaba implícitamente del geocentrismo de Ptolomeo y argumentaba abiertamente a favor de la teoría copernicana. El Diálogo fue a la vez una revolución y un verdadero escándalo.

Para Hofstadter, el conflicto surgido en ese momento y el relato de la posterior persecución de Galileo explicarían la génesis de la persistente división ideológica del mundo occidental, que aún hoy sigue vigente.



Su autor, Dan Hofstadter, describe el proceso de Galileo como "el gran enfrentamiento entre ciencia y religión de 1633 que en cierto modo ha persistido hasta nuestros días". 'The Earth Moves: Galileo and the Roman Inquisition' ( La tierra se mueve: Galileo y la inquisición romana), es la nueva obra literaria.



Dallas. El enfrentamiento actual entre ciencia y religión en campos como la evolución y el "diseño inteligente" se ponen de relieve en un nuevo libro sobre el astrónomo italiano Galileo y su juicio ante la Inquisición católica.

Su autor, Dan Hofstadter, describe el proceso de Galileo como "el gran enfrentamiento entre ciencia y religión de 1633 que en cierto modo ha persistido hasta nuestros días".

Aquel juicio giraba en torno a la idea de Copérnico, hoy aceptada por los científicos, de que la Tierra gira alrededor del Sol, algo comprobado por las observaciones que hizo Galileo con su famoso telescopio.

La Iglesia había ordenado que la visión copernicana del sistema solar no se enseñara ni se promoviera. Fue básicamente por ese motivo por el que Galileo tuvo problemas con las instituciones religiosas, señaló el escritor.

Hofstadter habló sobre su libro The Earth Moves: Galileo and the Roman Inquisition ( La tierra se mueve: Galileo y la inquisición romana), y la relevancia actual de este episodio del siglo XVII.

El enfrentamiento "ha persistido hasta nuestros días en dos maneras. Primero está toda la cuestión de qué es una teoría científica, que se planteó entonces y ha vuelto a plantearse ahora por aquellos que apoyan el diseño inteligente", afirmó el autor. "Es básicamente la misma discusión", agregó.

El diseño inteligente es una idea que se ha planteado como alternativa a la teoría de la evolución -aceptada por la mayoría de la comunidad científica- y que pretende dar una explicación al origen de las especies acorde con la tradición cristiana.

"El otro tema es que aunque el Papa Juan Pablo II dijo en 1992 que había sido un error de los teólogos de la época pensar que, y cito, 'nuestra comprensión de la estructura física del mundo se impuso por el sentido literal de la escritura sagrada', el Papa actual, Benedicto XVI, dijo en marzo de 1990, cuando aún era cardenal Ratzinger, que la Iglesia era más fiel a la verdad que Galileo". afirmó.

En la actualidad, si bien sería difícil encontrar un cristiano en Estados Unidos que no aceptara que la Tierra gira alrededor del sol, muchos rechazan la teoría de la evolución, algo que Hofstadter considera un conflicto similar al que sufrió Galileo.

"La similaridad tiene que ver con la incomprensión de lo que es una teoría científica, y la incomprensión de qué es percibir la naturaleza, conocer la naturaleza, lo que era muy comprensible en 1616", explicó.

"Pero es mucho más difícil comprender o simpatizar con ello ahora (...) Los creacionistas no comprenden la noción de una hipótesis", aseguró.

Dan Hofstadter señaló que también la reacción de Galileo a la situación actual sería muy similar.

"La respuesta de Galileo fue decir que el objetivo de las escrituras no son enseñar ciencia, sino enseñar la salvación", concluyó.



En cuestiones de ciencia, la autoridad de mil no vale lo que el humilde razonamiento de un sólo individuo.

Digamos que existen dos tipos de mentes poéticas: una apta para inventar fábulas y otra dispuesta a creerlas.

No me siento obligado a creer que un dios que nos ha dotado de inteligencia, sentido común y raciocinio, tuviera como objetivo privarnos de su uso.

Todas las verdades son fáciles de entender, una vez descubiertas. El caso es descubrirlas.

La filosofía está escrita en ese gran libro del universo, que está continuamente abierto ante nosotros para que lo observemos.

frases de Galileo Galilei

¿Necesito disculparme por ser ateo abramico?

Como ateo abramico, siempre he sentido que camino en cuclillas, sobre la preocupación de lo que pueda despertar este hecho en mi interlocutor.

Entre mis pasos existe siempre una disculpa por no creer e inagotables razones se quedan en pensamientos mientras permito, respetuosamente, que los demás hablen libremente sobre su dios abramico y doctrinas biblicas.

Y es que descartar la religión dogmatica en un mundo esencialmente creyente no es poca cosa; hay que estar bien preparado para justificar la “herejía” frente a todos, hasta los más cercanos. Es allí donde inicia su camino la intolerancia y yo.

Los que me conocen saben que disfruto de la ciencia, el periodismo científico es mi pasión, me angustio ante noticias sensacionalistas (al estilo Año cero) que echan por el suelo el elegante trabajo que realizan los investigadores. Como afirmó elocuentemente Richard Dawkins (sí, él otra vez) durante el documental “Enemigos de la razón”: “la ciencia es la poesía de la realidad”; es precisamente por comentarios así que lo cito tanto.

Que los humanos hayamos desarrollado herramientas para conocernos como especie y al mundo que habitamos, es lo que me impulsa a escribir columnas como éstas. No obstante, la investigación científica es un imán para los aclamadores de dioses. Inevitablemente, si es usted un seguidor fiel de escrituras sagradas, es posible que no esté de acuerdo con gran parte del desarrollo científico. Creo que esas personas que toman sus escritos divinos con fidelidad fundamentalista deberían de optar por vivir estilos de vida mucho más radicales y apartarse, no sólo de lo que supuestamente es pecado (algo imposible para cierta mayoría), sino también de todo el desarrollo científico cuyas conjeturas contradigan las explicaciones en sus libros: desde el uso de los fotones que se desprenden de cada bombillo en su hogar hasta las vacunas que salvan la vida de millones y cuyas gotas dejamos correr por la garganta de nuestros hijos.

Pero es curioso como las personas adecúan sus pensamientos por más contradictorios que éstos sean (¿recuerdan el hemisferio intérprete?). El conjunto de esos avances científicos integrados a la vida moderna (casi todo, realmente), es aceptado, asimilado y utilizado sin reparar en el conocimiento que lo hace posible. Es plausible aceptar la terapia genética sin relacionar que esos mismos discernimientos sobre la molécula del ADN que la admiten, están vinculados al proceso de la evolución y que compartimos porcentajes variados de ella con los demás animales. Estas implicaciones, sin embargo, pueden ser pasadas por alto, objetadas y rechazadas por las mismas personas que aceptarán la terapia para salvar sus vidas.

Y ni hablar de cuando un científico mete la pata. No sólo se convierte en el microbio que pudre las demás manzanas en el canasto, sino que se intenta desmentir todo lo demás. Precisamente por ello, la ciencia misma se mide con un sinnúmero de autorestricciones; si no fuera así no hubiese forma alguna de diferenciar lo que tiene validez científica de lo que no la tiene. Por ejemplo, si emito una opinión basada en experimentos, la gente pregunta enseguida ¿cómo saben eso?, ¿cómo lo descubrieron?, ¿y qué pruebas tienen? Necesariamente, los investigadores están obligados a realizar experimentos a “doble-ciego”, introducir el efecto placebo en sus resultados y luego enviarlo a un consorcio de colegas elegido por otros investigadores, para que lo revisen. Todo esto con el propósito de filtrar errores, producir evidencias confiables, desenmascarar estadísticas que vayan más allá de la pura circunstancia y desentrañar la realidad de la experiencia puramente subjetiva. Aún así se cometen errores.

Ahora bien, las creencias religiosas no pueden ser sujetas a observaciones bajo ese mismo microscopio detallista que usamos para la ciencia; al final de las observaciones, únicamente encontraríamos respuestas basadas en la fe, en la experiencia subjetiva de los que creen, todo lo demás se cae bajo la lupa científica. Los escritos en los libros sagrados contradicen la explicación que poseemos hasta el momento sobre el Universo y la evolución de la vida sobre la Tierra. Estará en cada creyente encontrar su forma de enmendar estas contradicciones. En este sentido, mucha gente estructura rutas paralelas entre sus creencias y la ciencia.

Muy bien, digo yo, perfecto.

Pero la religión, por naturaleza, es impositiva y predicativa. Un sinnúmero de religiosos desea interceptar los caminos, convertir, no sólo a los ateos, agnósticos y demás ovejas descarriadas, sino también a los creyentes de otras religiones (aquí en mi país, testigos de Jehová, evangélicos y mormones han desarrollado una acelerada y extendida estrategia de reclutamiento), para atraerlos hacia una nueva verdad con interpretaciones recientes del mismo viejo versículo y que se den cuenta que han estado venerando a su dios de la forma equivocada.

El otro día, a raíz de la muerte de Michael Jackson, alguien en la oficina expresó que el espíritu de la celebridad ahora estaba en un proceso complejo hacia cierto estado que, según pude interpretar, se asemeja a esas nuevas ideas que tienen los creyentes liberales sobre el cielo.

Pregunté, esta vez en voz alta, ¿y cómo es que sabes eso?

Pero la respuesta a esa pregunta cambia de acuerdo con el libro que adores, la cultura que te haya acogido, los padres que te hayan criado, los caminos distintos que hayan tomado tus neuronas y hasta tu edad. De hecho, he escuchado y leído tantas versiones sobre lo que pasa después de la muerte que responder: “la verdad es que no sé, aunque deduzco que nada”, me regala una apacible satisfacción que sólo yo disfruto.

Hay una infinidad de cosas que desconozco, no por ello voy a darle la explicación que más me satisfaga, tampoco se me ocurre la más extraordinaria y difícil de explicar, prefiero esperar a que lo resolvamos con las herramientas que hasta el momento poseemos. ¿Qué hay de malo en eso?

En las últimas semanas, he leído las críticas de varios teólogos hacia el Nuevo Ateísmo (y los nuevos ateos), ese que discute sin miedo en vez de pedir disculpas por no creer. El ateo que aboga por un mundo donde la religión se mantenga en los lugares más apropiados: los hogares creyentes, las iglesias y los templos; fuera del gobierno, de las leyes y de la educación pública. Es un paso enorme frente a mi forma apologética de no creer y no puedo negar que me gusta. A todos nos gusta descubrir grupos que hablen nuestro idioma y nos dejen ser, sin disculpas ni justificaciones: si yo respeto, ¿por qué no exigirlo también?

Pero en el mundo de los humanos las cosas nunca son tan simples. La religión organizada tiene poder, poder para interferir en las leyes e imponer sus pensamientos sobre mi vida y mis decisiones. La religión predica y exige una moral que ni siquiera sus propios miembros pueden seguir y, obstaculiza, con historias absurdas sobre el mundo, lo que hemos logrado descubrir hasta el momento. Que mi vecino le enseñe a su hijo que el mundo fue creado en seis días y uno fue usado para descansar (o cualquiera que sea su versión), no es, en mi opinión, mi problema, el conflicto para mí inicia cuando esa misma opinión es expresada por la profesora del mío en el colegio.

Hagamos una pequeña prueba. Imagine que, así como ha pasado tantas veces y continúa ocurriendo, una tribu de habilidades superiores invada su ciudad, domine a los gobernantes e imponga rituales distintos, dioses con nombres diferentes y nuevas normas. Que obliguen a todos a rezar oraciones nuevas y enseñen en las escuelas otras verdades escritas en el extraño libro. En un predicamento similar vivimos millones de personas, desde ateos y agnósticos hasta cristianos y musulmanes de distintas denominaciones y en diferentes partes del mundo, ultrajados por no pertenecer a la religión dominante. Si alguna Iglesia (en mi país es todavía la católica) es hermana del Estado, todo el que no pertenezca no puede sentirse gobernado justamente. Si aceptamos la libertad de expresión, no podemos, por lo tanto, permitir que las leyes se basen en interpretaciones específicas de un culto sobre un único libro.

Como ponderaba un amigo una de estas tardes calurosas cuando el anhelo por más libertades y un asomo de justicia le arrebató un suspiro, “sólo un religioso podría enorgullecerse de ‘ser hombre de un solo libro’”.

¿Orgullo ateo?

En la actualidad, si usted se identifica como ateo, olvídese de entrar en el mundo de la política latinoamericana y es probable que se sienta empujado a no visitar otros círculos también. Entre muchos, el ateo ofende por su mera presencia; no creer es, o parte de un plan satánico contra dios o simple y sencillamente un gesto de muy mala educación hacia los demás, como si la opción misma debiese ser abolida.

Nunca he partido de la premisa de que el creyente es menos inteligente ni perspicaz tampoco pienso que sea más bondadoso ni tolerante, esas cosas se evalúan individualmente; no suelo deliberar que aquel que cree en seres sobrenaturales es necesariamente crédulo en todo lo demás, somos animales muy complejos para ser medidos y definidos por una sola faceta de nuestras vidas. Justamente, es esa forma de evaluación la que espero de los creyentes al conocer mi condición de ateo abramico. Tolerancia, respeto, empatía…libertad.

Mientras tanto, a la hora de gobernar, impartir justicia y crear leyes, dejemos las creencias fuera del salón de discusión y entremos a examinar la realidad de forma objetiva con las herramientas que poseemos, a las que hemos confiado el desarrollo del mundo moderno (la gran mayoría de mis amigos creyentes, a los que admiro, está de acuerdo en este punto). En las palabras del biólogo de la Universidad de Minnesotta, PZ Myers (http://scienceblogs.com/pharyngula/), la “ciencia es una actividad sublimemente humana y una parte central de lo mejor de la cultura de Occidente…y de cualquier cultura terrestre que aspire a ser más que una colección de criadores humanos, propagándose por el sólo hecho de propagarse. Es lo que nos da el potencial para alcanzar más allá de sólo ser, nos provee con el tiempo de ocio y la libertad para florecer en las artes y explorar la diversidad de la experiencia humana. Hasta la misma religión institucionalizada es un subproducto accidental de los primeros tipos listos que decidieron desviar un río para irrigar sus campos, lo que nos llevó a la centralización, urbanización, jerarquías de líderes, contabilidad, escritura y toda la avalancha de cambio que prosiguió"…

Me gusta que el ateísmo sea más vocal; no somos criminales satánicos ni esnobs; no vivimos amargados ni deprimidos. Es hora de arrancarle ese estigma al ateísmo y, sin prédicas, disculpas ni complejos de superioridad, enorgullecernos de nuestras conclusiones, estilos de vida y, principalmente, de nuestro fundamental sentido de la ética



domingo, 19 de julio de 2009

Otra teologia cristiana, el arrianismo y adopcionismo

Al 2009 solo ha llegado una teología cristiana, pero al principio de la creación del cristianismo había tantos caminos cristianos como religiones cristinas hay hoy en dia, pero estas corriente no llegaron a su fin por que tuvieran poco apoyo de los cristianos al contrario tenían muchos seguidores como cataros, gnsosis, arrianistas, entre otro, pero debido a persecuciones e inquisiciones solo sobrevivió la doctrina del vaticano no por la razón o compresión si no por la imposición

Se les suele llamar heregias por los dogmaticos cristianos que siguen la teologia del concilio de nicea, pero no creo que sean heregias mas bien son otra forma de pensar y de rasionamiento.

El arrianismo es el conjunto de doctrinas cristianas desarrolladas por Arrio, sacerdote de Alejandría, probablemente de origen libio, quien consideraba que Jesús de Nazaret no era Dios o parte de Dios, sino una creación de Dios. Una vez que la Iglesia tuvo aceptado como dogma la proposición opuesta, el arrianismo fue condenado como una herejía. El término, más allá de designar las doctrinas de Arrio, se utiliza para denominar aquellas doctrinas que expresen negación de la esencialidad crística (como Cristo) de Jesús, a la condición de profeta extraordinario.

El arrianismo debe su nombre al obispo Arrio (256-336), quién se formó en Antioquía, fue sacerdote de Alejandría y después obispo libio, y desde aproximadamente el 318 difundió la creencia de que no hay tres personas en Dios, sino una sola persona, el Padre.

Afirmaba que Jesucristo no era Divino, sino alguien que fue creado por Dios para apoyarlo en su Plan.

Al ser creado por Dios, hubo un tiempo en el que no existía, deduciéndose de esto que el Verbo no es eterno, o sea no es Divino.

En poco tiempo, con estas ideas, consigue formar un gran grupo de seguidores en Alejandría.

La ortodoxia reveló siempre que Cristo era Dios encarnado en un hombre, no era un hombre influido ni creado por Dios, era Dios, y jamás retrocedió de esta afirmación.

Sin embargo, al ser esto considerado como un misterio, es comprensible que no fuera aceptado por muchísima gente que, como los seguidores de Arrio, se inclinaban por pensamientos más racionales, por lo tanto más inteligibles.

En 320 Alejandro, obispo de Alejandría, convoca un sínodo de mas de cien obispos de Egipto y Libia que excomulga a Arrio por sus ideas heréticas.

El arrianismo, sin embargo, se extiende por todo el oriente rápidamente, sobre todo en las grandes masas de gente humilde, campesinos, siervos y soldados.

En 325 Constantino convoca el concilio de Nicea, que condena al arrianismo a instancias del diácono de Alejandría y jefe del partido antiarriano, San Atanasio, que consigue crear una definición de la fe ortodoxa:

"Creemos en un solo Dios Padre omnipotente... y en un solo Señor Jesucristo Hijo de Dios, nacido unigénito del Padre, es decir, de la sustancia del Padre, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no hecho, consustancial al Padre..."

Arrio fue condenado al destierro, al igual que Eusebio de Nicomedia y otros muchos partidarios.

A pesar de las duras conclusiones del concilio de Nicea, Constantino, al que probablemente le preocupara más el apoyo que podía lograr del cristianismo que la doctrina en sí, fue convencido por su entorno para perdonar a Eusebio, y poco a poco a todos los demás, incluso Arrio, pero este muere en 336 antes de poder regresar.

A la muerte de Constantino, su hijo Constancio (337-361) apoyó al arrianismo, que terminó introduciéndose en casi todo el ejército y en los numerosos bárbaros que vivían en el Imperio y que lo llevarían luego a occidente.

En un concilio celebrado en Antioquía en 341, Eusebio de Nicomedia logró hacer aceptar varias fórmulas de la doctrina arriana sobre la naturaleza de Cristo pero tuvo tal oposición que los emperadores, Constancio en oriente y Constante en occidente llamaron a un concilio en Sárdica (Sofía) que eliminó todas las herejías del concilio de Antioquía y depuso a varios obispos arrianos, reponiendo a muchos ortodoxos, entre ellos Atanasio, anteriormente proscrito.




A la muerte de Constancio en 361, el arrianismo se quedó sin su protector, y poco a poco fue prohibido en todo el Imperio, bajo la guerra declarada de los Padres de la Iglesia, los capadocios San Basilio y San Gregorio Nacianceno.

La muerte oficial del arrianismo se produjo en el Concilio de Constantinopla de 381, aunque siguió vivo por muchísimos años pero con muy pocos seguidores.

El arrianismo tomó su nombre de Arrio (256-336) sacerdote de Alejandría y después obispo libio, quien desde el 318 propagó la idea de que no hay tres personas en Dios sino una sola persona, el Padre. Jesucristo no era Dios, sino que había sido creado por Dios de la nada como punto de apoyo para su Plan. El Hijo es, por lo tanto, criatura y el ser del Hijo tiene un principio; ha habido, por lo tanto, un tiempo en que él no existía. Al sostener esta teoría, negaba la eternidad del Verbo, lo cual equivale a negar su divinidad. A Jesús se le puede llamar Dios, pero solo como una extensión del lenguaje, por su relación íntima con Dios.

Admitía la existencia del Dios único, eterno e incomunicable; el Verbo, Cristo, no divino sino pura creatura, aunque más excelsa que todas las otras y escogido como intermediario en la creación y la redención del mundo. Aunque Arrio se ocupó principalmente de despojar de la divinidad a Jesucristo, hizo lo mismo con el Espíritu Santo, que igualmente lo percibía como creatura, e incluso inferior al Verbo.

Arrio, tras formarse en Antioquía, difunde sus ideas en Alejandría, dónde en el 320, Alejandro, obispo de Alejandría, convoca un sínodo que reúne más de cien obispos de Egipto y Libia, y en el se excomulga a Arrio y a sus partidarios, ya numerosos. No obstante, la herejía continúa expandiéndose, llegando a desarrollarse una crisis de tan grandes proporciones, que el Emperador Constantino el Grande se vio forzado a intervenir para encontrar una solución. Fue el Concilio de Nicea, el 20 de mayo del 325 D.C., donde el partido anti-arriano bajo la guía de San Atanasio, diácono de Alejandría, logró una definición ortodoxa de la fe y el uso del término homoousion (consustancial, de la misma naturaleza) para describir la naturaleza de Cristo:

««Creemos en un solo Dios Padre omnipotente... y en un solo Señor Jesucristo Hijo de Dios, nacido unigénito del Padre, es decir, de la sustancia del Padre, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no hecho, consustancial al Padre...»» (Manual de Doctrina Católica Denzinger - Dz 54).

Fueron condenados los escritos de Arrio y tanto él como sus seguidores desterrados, entre ellos Eusebio de Nicomedia. Aunque no era arriano, Constantino gradualmente relajó su posición anti-arriana bajo la influencia de su hermana, quien tendía simpatías arrianas. A Eusebio y a otros se les permitió regresar y pronto comenzaron a trabajar para destruir lo hecho en el Concilio de Nicea. Por los manejos de Eusebio de Nicomedia, Constantino intento traer a Arrio de regreso a Constantinopla (334-335) y rehabilitarlo, pero murió antes de que llegara. Aprovechando la nueva situación, el partido arriano fue ganando terreno y logró el exilio de San Atanasio, quien ya era obispo de Alejandría, y de Eustaquio de Antioquía. Avanzaron aún más durante el reinado del sucesor de Constantino en Oriente, Constancio II (337-361), quien dio un apoyo abierto al arrianismo.

En el año 341 se celebró un Concilio en Antioquía, el cual no fue reconocido como concilio ecuménico y fue encabezado por Eusebio de Nicomedia. Este Concilio aceptó varias afirmaciones heréticas sobre la naturaleza de Cristo. La oposición fue tal en Occidente, que Constancio II, emperador de Oriente, y Constante, de Occidente, convinieron en convocar un Concilio en Sárdica en el 343, donde se logró el regreso de Atanasio y su restauración como obispo de Alejandría, así como la deposición de sus sedes de muchos obispos arrianos.

Tras la muerte de Constante y el advenimiento de Constancio como único emperador en el año 350, los arrianos recuperaron mucho de su poder, generándose persecuciones anticatólicas en el Imperio. Durante este período se dio el momento de mayor poder y expansión de la herejía arriana con la unificación de los diversos partidos en el interior del arrianismo en el año 359 y su máximo triunfo doctrinal en los concilios de Seleucia y Arimino.

Cuando parecía humanamente que la fe católica se perdía, las cosas se volvieron en contra del arrianismo. Constancio murió en el año 361, dejando al arrianismo sin su gran protector. Más adelante los semiarrianos, escandalizados por la doctrina de sus copartidarios más radicales, empezaron a considerar la posibilidad de algún arreglo.

Bajo el gobierno del emperador Valentiniano (364-375), el cristianismo ortodoxo fue restablecido en Oriente y Occidente, y la ejemplar acción de los Padres Capadocios (San Basilio y San Gregorio Nacianceno) condujo a la derrota final del arrianismo en el Concilio de Constantinopla en el año 381.

La herejía no moriría aun por siglos y crecería en algunas tribus germánicas que habían sido evangelizadas por predicadores arrianos, las cuales la traerían de nuevo al Imperio en el siglo V con la invasión de Occidente. Aunque todavía se encuentran grupos de cristianos-arrianos en el Oriente Medio y el Norte de África, el arrianismo profesado como tal desapareció hacia el siglo VI.



Los semiarrianos, también llamados homousianos, ocupan un lugar intermedio entre los arrianos radicales o anomeos que predicaban una clara diferenciación entre el Padre y el Hijo, y la fe ortodoxa del Concilio de Nicea. Ellos asumen el término homoiousios, pero en el sentido de similitud y no de consustancialidad. Resaltan, pues, simultáneamente similitudes y diferencias entre el Padre y el Logos.

Proponiendo un solo dios omnipotente y supremo -un dios que no se encarnó y que no sufrió humillación y muerte a manos de su creación-, lo que hizo Arrio fue colocar el cristianismo en un marco esencialmente judaico. Y es muy posible que, residiendo en Alejandría, acusara la influencia de las enseñanzas judías: las enseñanzas de los ebionitas, por ejemplo. Al mismo tiempo, el Dios supremo del arrianismo gozó de gran fuerza de atracción en Occidente. Al adquirir el cristianismo un creciente poder secular, un dios como el que proponía Arrio empezó a resultar cada vez más atractivo. A reyes y potentados identificarse con semejante dios les resultaba más fácil que identificarse con una deidad humilde y pasiva que se sometió al martirio sin ofrecer resistencia y que rehuía el contacto con el mundo.

Aunque el arrianismo fue condenado en el concilio de Nicea de 325, Constantino había demostrado siempre simpatía por él y la demostró aún más en los últimos años de su vida. Al morir él, su hijo y sucesor, Constancio, abrazó abiertamente el arrianismo; y bajo sus auspicios se convocaron concilios que empujaron a los líderes de la ortodoxia eclesiástica al exilio. En 360 el arrianismo ya había desplazado prácticamente al cristianismo de Roma. Y, aunque volvió a ser condenado oficialmente en 381, continuó prosperando y conquistando adeptos. Cuando los merovingios subieron al poder en el siglo V, virtualmente todos los obispados de la cristiandad eran arrianos o estaban vacantes.

Entre los devotos más fervorosos del arrianismo estaban los godos, que se habían convertido a dicha herejía, tras abandonar el paganismo, en el siglo IV. Los suevos, los lombardos, los alanos, los vándalos, los burgundos y los ostrogodos eran sin excepción arrianos. También lo eran los visigodos, que, cuando saquearon Roma en 480, respetaron las iglesias cristianas. Suponiendo que los primeros merovingios, con anterioridad a Clodoveo, fueron receptivos al cristianismo, éste sería el cristianismo arriano de sus vecinos inmediatos, los visigodos y los burgundos.

Bajo los auspicios de los visigodos, el arrianismo pasó a ser la forma de cristianismo predominante en España, los Pirineos y lo que en la actualidad es el sur de Francia. Si es cierto que la familia de Jesús halló refugio en la Galia, en el siglo V sus señores ya eran los visigodos arrianos. No es probable que la familia padeciese persecución bajo el régimen. Probablemente gozaría de gran estima y es posible que se aliara matrimonialmente con la nobleza visigoda antes de hacer lo mismo con los francos y producir los merovingios. Y con el patronazgo y la protección de los visigodos, estaría a salvo de todas las amenazas procedentes de Roma.

Se dice que la Iglesia de Roma declaró que el hijo de Dagoberto se había convertido al arrianismo y no sería extraordinario que así lo hiciera. A pesar del pacto entre la Iglesia y Clodoveo, los merovingios siempre habían simpatizado con el arrianismo. Uno de los nietos de Clodoveo, Chilperico, no hacía ningún secreto de sus inclinaciones arrianas.

Si el arrianismo no era perjudicial para el judaísmo, tampoco lo era para el islamismo, que subió con la misma velocidad meteórica en el siglo VII. La visión que tenía el arrianismo de Jesús concordaba del todo con la que tenía el Corán. En el libro santo de los musulmanes el nombre de Jesús aparece mencionado no menos de treinta y cinco veces, bajo cierto número de títulos impresionantes: "Mensajero de Dios" y "Mesías" entre otros. Sin embargo, en ningún momento se le considera como otra cosa que un profeta mortal, precursor de Mahoma y precursor de un dios único y supremo. Y, al igual que Basílides y Mani, el Corán dice que Jesús no murió en la cruz, "no lo mataron, ni le crucificaron, sino que creyeron hacerlo". El Corán mismo no se extiende en explicaciones sobre esta afirmación ambigua, pero sí lo hacen los comentaristas islámicos. Según la mayoría de ellos, había un sustituto, que generalmente, aunque no siempre, se supone que era Simón de Cirene. Ciertos autores musulmanes dicen que Jesús se escondió en un nicho de un pared y que desde allí contempló la crucifixión de un sustituto, lo cual concuerda con el fragmento hallado en los papiros de Naj'Hammadi.

Arrio

Sacerdote cristiano de Alejandría, probablemente de origen libio, cuyas doctrinas dieron origen al arrianismo (?, h. 256 - ?, 336). Su doctrina, considerada herética por la Iglesia, negaba la divinidad de Jesucristo, pues Dios Padre existía antes que él y le había creado de la nada. Arrio, ordenado presbítero en el año 311, elaboró esa doctrina a partir de la de Pablo de Samosata, obispo de Antioquía. Su predicación le condujo a ser excomulgado por el patriarca Alejandro en el 319.

Sin embargo, el aumento de sus seguidores llevó al emperador Constantino a convocar un concilio ecuménico en Nicea (325), que, bajo la influencia de san Anastasio (nuevo patriarca de Alejandría), proclamó el dogma católico de la consustancialidad del Padre y el Hijo en un único Dios. Constantino envió a Arrio al exilio, autorizándole a regresar tres años más tarde, quizá por influencia de algunos personajes arrianos de la corte. A partir de entonces, el arrianismo gozó de cierta protección oficial, permitiéndose incluso deponer a san Anastasio del Patriarcado de Alejandría y enviarle al exilio, al tiempo que se iniciaba la persecución de los defensores de la doctrina de Nicea (335).

La muerte de Arrio al año siguiente no detuvo la expansión de su doctrina: un nuevo emperador de Oriente, Constancio II (337-61), se declaró abiertamente arriano, mientras que su hermano Constante, emperador de Occidente, defendía el catolicismo; la muerte de Constante en el 350 dejó a Constancio como emperador único, decidido a impulsar el arrianismo y perseguir la fe católica (Sínodo de Sirmium, 351; Concilio de Arlès, 353; Concilio de Milán, 355).

La herejía arriana comenzó entonces a disgregarse en varias tendencias con diferentes doctrinas cristológicas más o menos radicales. Su influencia empezó a declinar con la labor de san Anastasio y de san Ambrosio, obispo de Milán; y se extinguió con el acceso al Trono imperial de Teodosio (379), el cual dio un edicto en el que calificaba a los arrianos de herejes y de «insensatos extravagantes» (380).

Finalmente, el arrianismo fue condenado por el Concilio de Constantinopla de 381, que prácticamente lo eliminó dentro del Imperio; siguió siendo importante entre los pueblos germánicos que invadieron el Imperio y que, progresivamente, irían abandonando el arrianismo para pasarse a la fe católica y obtener así el apoyo de la Iglesia: ostrogodos, visigodos, vándalos, burgundios y lombardos fueron arrianos en algún momento, estos últimos hasta el siglo vii.


El arrianismo hoy en día

A pesar de que el Arrianismo como tal haya desaparecido, se considera continuadores de ciertos aspectos del arrianismo a varias comunidades religiosas:

La cristología de los Testigos de Jehová guarda algunas similitudes con el arrianismo, en el sentido que ambas consideran a Jesús como el Hijo unigénito del Dios Padre, y no como Dios mismo y parte de la Trinidad.

Los socinianos, una denominación nacida luego de la Reforma Protestante en Polonia, y los unitarios, que se desarrollaron en Transilvania y Hungría, y posteriormente en el Reino Unido, América del Norte y otras regiones, no creen en el aspecto divino de Jesús, por lo que en alguna medida pueden ser considerados herederos del arrianismo.

Teologías actuales surgidas en la iglesia católica son acusadas de reproducir esquemas arrianos, con una presentación no cristológica de Jesús. Acusaciones recientes al teólogo José Antonio Pagola por lo expuesto en su libro "Jesús, aproximación histórica" (PPC, 2007) por parte del obispo de Tarazona, Demetrio Fernandez, dan idea de que la herejía sigue en la mente de la Iglesia. Por lo general, se cree que determinadas nuevas eclesiologías combinan la teología liberacionista con el nuevo arrianismo científico, surgido de determinadas corrientes historicistas en la investigación bíblica. Pero no hay una voz oficial ni única sobre este tema: el diálogo, pues, sigue abierto

El arrianismo en el saber popular

Se ha usado Arriano durante la historia para tildar desde el mundo Católico a cualquier cismático con la autoridad de la Iglesia con respecto a la cuestión de la unidad de Dios y la Trinidad. Por ejemplo, durante siglos, el mundo cristiano tendió a ver al Islam como una forma de arrianismo. Se ha avanzado la hipótesis de que la permanencia de arrianos tanto en Oriente Medio como en África del Norte y en Hispania habría facilitado la expansión musulmana en estas regiones durante el siglo VIII, aunque es una cuestión aún muy debatida.

Aunque no exista una iglesia arriana desde que Recaredo y con él todos los Visigodos se convirtiesen a la fe Católica en el III Concilio de Toledo, la disputa que hubo entre arrianos y católicos ha llegado hasta nuestros días en el saber popular. La expresión española armarse la de Dios es Cristo, indicando que va a haber un problema muy grande, hace referencia a las disputas tanto en el plano teológico como en el político y militar que hubo entre Arrianos y Católicos entre los siglos V y VII


El adopcionismo es la doctrina según la cual Jesús era un ser humano, elevado a categoría divina por designio de Dios por su adopción, o bien al ser concebido, o en algún momento a lo largo de su vida, o tras su muerte.

Cristo era solamente un hombre, al que Dios adoptó como hijo en el momento de su bautismo y al que confirió una potencia divina para que pudiera llevar a cabo su misión en el mundo. Excomulgado por el Papa Víctor hacia el año 190, Teodoto fundó una secta, la cual tuvo, a mediados del siglo III, su último representante en Artemón o Artemo que enseñaba en Roma.

Una variante del adopcionismo de Teodoto de Bizancio es la opinin de Pablo de Samosata, que fue obispo de Antioquía, entre el 260 y el 268; éste, para conservar la unidad divina, sostenía que Jesús no era Dios sino un hombre como los demás, pero con la diferencia de que, a él, el Verbo se le había comunicado de una manera especial, inhabitando en él.

Un matiz muy distinto tiene el adopcionismo del español Elipando de Toledo y Félix de Urgel (siglo VIII), los cuales admitían la Trinidad y enseñaban una doble adopción de Cristo: una divina y otra humana; como hombre, Cristo era solamente hijo adoptivo de Dios, pero como Dios era verdadero Hijo de Dios.

Adopcionismo
De Enciclopedia de Oviedo, la enciclopedia libre.

Doctrina teológica que afirma que Jesucristo, dada su naturaleza mortal, no pudo ser inicialmente hijo de Dios. Por lo tanto, su carácter de persona divina hubo de ser adoptado posteriormente para realizar su misión divina, pues en tanto hombre Cristo carecía de naturaleza divina y por lo tanto no era Dios. Inspirada en la herejía del nestorianismo, que afirmaba la doble naturaleza de Cristo, la herejía del adopcionismo suponía la negación de la Trinidad cristiana y en consecuencia también la doctrina del apocalipsis o segunda venida de Cristo, garantizada por la Iglesia católica según sus propios dogmas.

Se supone que fue iniciada por Teodoto de Bizancio. Excomulgado por el Papa Víctor hacia el año 190, fundó una secta que se extinguió a mediados del siglo III con la muerte de Artemón en Roma. Una variante del adopcionismo fue la de Pablo de Samosata, obispo de Antioquía, que defendió entre el 260 y el 268 que Jesús era un hombre como los demás al que se le había comunicado el Verbo, que inhabitaba en él.

Ya en el siglo VI apareció esta herejía en Hispania junto al arrianismo, supuestamente extirpado a raíz de la conversión de Recaredo. La herejía se animó con la invasión musulmana en el año 711, especialmente en el sur peninsular. Los principales defensores de la doctrina adopcionista en territorio peninsular fueron los Arzobispos Elipando de Toledo y Félix de Urgel, representantes de la iglesia visigoda que fueron tolerados por los musulmanes a causa de su doctrina herética, en realidad situada a un paso de la que defendían los seguidores de Mahoma: si Cristo era un hombre mortal, entonces podía asimilársele fácilmente a la condición de profeta que le reserva el Corán.

Debido a la extensión de la herejía adopcionista, tanto el Papa como los Reyes de Oviedo, cada uno por cuenta propia, intervinieron para condenar esa herejía y fundar una nueva iglesia cristiana en la Península Ibérica. Ya en el año 785 Beato de Liébana y su discípulo Eterio criticaron con dureza el adopcionismo, por mediación de Adosinda. Le remitieron una carta apologética a Elipando para que renegara de sus errores. Por parte del papado, Carlomagno reunió un concilio en Frankfurt en el año 794, que condenó el nuevo error, con Alcuino a la cabeza. Nuevos concilios en Frinli (797) y Ratisbona (798) confirmaron la condena, aunque más centrada en Félix de Urgel, quien se encontraba entonces dentro de los confines de la denominada Marca Hispánica, extensión de la Península Ibérica que había sido conquistada por Carlomagno. De hecho, El Papa León III formó otro concilio en Roma en el año 799 para anatemizar a Félix, quien concurrió a Aquisgrán ese mismo año, abjurando de sus errores y falleciendo al año siguiente en Lyon, aunque parece que su retractación no fue sincera.

La herejía se mantuvo entre los mozárabes durante muchos siglos, dada la dominación musulmana, y ya en los primeros años de avance cristiano, en tiempos de Alfonso I, se detecta la ausencia de imágenes en las expresiones religiosas y en los templos de los mozárabes que emigraron hasta Oviedo, como es el caso de la Cruz de los Ángeles.

Precedentes del adopcionismo cristiano

Había al menos dos concepciones más o menos similares (no necesariamente excluyentes la una de la otra) de las cuales puede emanar esta idea:

* En el pensamiento judío, el mesías es un ser humano elegido por Dios para llevar a cabo su obra espectacular: tomar a los hebreos (un pueblo hasta entonces derrotado una y mil veces por enemigos demasiado poderosos) y elevarlos sobre todas las naciones en una espectacular inversión de la historia. En este sentido, el mesías no es Hijo de Dios.
* En la tradición griega existían héroes elevados a la condición divina después de extraordinarias proezas o hazañas, por medio de la apoteosis. El más importante ejemplo de esto es Heracles, que después de haber sido quemado en una pira es tomado por su padre Zeus para gobernar a su lado. Debido al predominio del Imperio Romano, cuya orientación cultural era predominantemente griega, en la época de los primeros cristianos es altamente probable que este ejemplo estuviera a su alcance, a la manera de una historia popular.

Al mismo tiempo, el adopcionismo era psicológicamente interesante para los primeros cristianos, ya que éstos eran una comunidad pobre y atrasada, y por ende era fácil identificarse con un héroe como Jesús, ser humano como cualquiera que es elegido ("adoptado") por Dios, y que en consecuencia daba esperanzas de salvación a los propios cristianos, tan humildes ante Dios como su héroe máximo.

Primeros adopcionistas

Uno de los adopcionistas más famosos fue Teódoto el Curtidor, habitante de Bizancio que llevó la prédica de esta doctrina a Roma en el año 190.

Andando el tiempo, a medida que el cristianismo prendió en las capas superiores del Imperio Romano, fue imponiéndose como doctrina el encarnacionismo, según la cual Jesús desde siempre había sido Hijo de Dios (concretamente la Segunda Persona de Dios). El adopcionismo fue progresivamente arrinconado, a pesar de que teológicamente el encarnacionismo plantea una serie de dificultades que el adopcionismo no (la mayor de ella: reconocer la existencia de varias personas divinas, y al mismo tiempo profesar el monoteísmo). A lo largo de las llamadas disputas cristológicas, el adopcionismo volvería a ser resucitado, en una versión más refinada, por Pablo de Samosata (en el Siglo III), y por su discípulo Arrio. También fue adopcionista el obispo Fotino de Sirmio, depuesto el año 351 por el Sínodo de Sirmio.

El arrianismo, en efecto, se transformaría en la herejía más atosigadora que debería afrontar la joven Iglesia en sus primeros años. Finalmente, después de la formulación del credo en los Concilios de Nicea (325) y Calcedonia (381), el adopcionismo fue finalmente abandonado.

Adopcionismo medieval

Hubo un resurgimiento a finales del siglo VIII, con Elipando, obispo de Toledo, y Félix de Urgel. El monje español Beato de Liébana, junto con el obispo Eterio de Osma y el Reino de Asturias, combatieron el adopcionismo (considerado herejía), obstinadamente defendido por Elipando. Fue condenado en el segundo concilio ecuménico de Nicea (en 787). En los años 794 y 799, los papas Adriano I y León III condenaron el adopcionismo como herejía en los sínodos de Fráncfort y Roma, respectivamente.



sábado, 4 de julio de 2009

Cuando pienso en el cristianismo

La autora es un musulmana

Cuando pienso en el cristianismo pienso en San Juan de la Cruz y en Jacob Boëhme, en Angela de Foligno y en el Maestro Eckhart, en Leonardo Boff y en Pere Casaldáliga. Pienso en todos aquellos que transitan en el camino de Jesús, en la medida de sus posibilidades, desde la conciencia de nuestra precariedad esencial y de nuestra dignidad radical como seres humanos creados y acabables. Cuando pienso en el cristianismo pienso en el Magnificat y en el Sermón de la Montaña, en la palabra airada y al mismo tiempo luminosa de Jesús, que la paz sea con él y todos sus seguidores.

Cuando pienso en el cristianismo no pienso ni en la Inquisición ni en la Iglesia ni en sus oscuras jerarquías. No pienso en Torquemada ni en los Reyes católicos y la persecución de judíos y de musulmanes, no me represento el cristianismo velado por ningún poder mundano. Pienso en el cristianismo como una de las grandes tradiciones sagradas de la humanidad, que ha dejado una herencia de luz y de conocimiento, que está guiando la vida de millones de personas.

Cuando pienso en el cristianismo no pienso en los misioneros enviados a evangelizar a todos los pueblos de la tierra, a imponer una doctrina única y totalizadora a los pueblos considerados inferiores, bajo el paraguas ideológico de la ilustración y bajo el paraguas militar del colonialismo. Cuando pienso en el cristianismo no pienso en la alianza de la religión y de la espada, en la larga historia de sufrimiento generada. No pienso en la esclavitud ni en las sucesivas matanzas de herejes a lo largo de los siglos. No pienso en las guerras de religión ni en las discusiones bizantinas sobre la naturaleza de Cristo y el filoque. Cuando pienso en el cristianismo pienso en las parábolas de Jesús de Nazaret, en su amor revolucionario por el prójimo, destructor de todo estatus quo y creador de nuevas relaciones, creador de una palabra común e integradora.

Cuando pienso en el cristianismo me doy perfecta cuenta de que los tiranos no tienen nada que ver con el mensaje de Jesús de Nazaret. No considero significativo para juzgar el cristianismo que Franco, Bush y Pinochet y tantos otros criminales se hayan declarado cristianos. Tampoco considero como definitorio del cristianismo el que san Bernardo de Claraval considerase que matar a no cristianos era una obra pía, y que quien matara a un musulmán o a un hereje no era un homicida, sino un malicida. Tomo estos datos como muestras de la capacidad del ser humano de manipular el mensaje profético y de engañarse, y no como una supuesta prueba de la conexión entre violencia y cristianismo.

Cuando pienso en el cristianismo no lo hago velado por cuestiones ajenas a la verdad del cristianismo, ajenas a la luz del cristianismo, a la sabiduría de una tradición maravillosa, que se ha manifestado en poesía, en arte, en pequeñas ermitas y en grandes catedrales, que se manifiesta en la música de Bach, de Monteverdi, de Charpentier, en la polifonía del Renacimiento y en el canto gregoriano. Cuando pienso en el cristianismo lo hago con esta música de fondo, tratando de captar el silencio sonoro de la luz detrás de toda música.

Cuando pienso en el cristianismo no pienso en el culto al Jesús crucificado, en la obsesión por la sangre derramada. Si existe una imagen de Jesús que siento cercana, sería la del Cristo andrógino e imberbe de la basílica de San Apolinar en Rávena, o en ese dibujito del Cristo clavado en un escorzo cósmico, pintado por Juan de la Cruz.

Cuando pienso en el cristianismo trato de no perder el tiempo en obtusas cuestiones teológicas, no pienso en la trinidad ni en la encarnación, ni en la transubstanciación de la carne. Cuando pienso en el cristianismo me viene a la mente la imagen de Jesús de Nazaret echando a los comerciantes del templo, llorando en una noche invertebrada. Cuando pienso en el cristianismo pienso en la veracidad de los evangelios, más allá de cuestiones filológicas. Pienso en el lenguaje de Jesús, y no en el lenguaje de los teólogos. Cuando Jesús llama Padre a Al-lâh expresa un vínculo amoroso, no sanguíneo, no carnal. Cuando afirma “quien me vea verá al Padre”, siento que está desafiando a los sacerdotes que han entronizado a Al-lâh en un trono de soberbia, separándolo del hombre mediante construcciones doctrinales. Esta diciendo algo que también nos enseña el Corán: “Miréis donde miréis allí veréis la Faz de Al-lâh”, y también: “Al-lâh está más cerca del ser humano que su vena yugular”. Pienso, de modo intuitivo, que Jesús simplemente nos enseña que Al-lâh no es ajeno al mundo. Al-lâh está en mí y en ti como está presente en todo lo creado. Esa es la sencillez de Jesús que me enamora, que me hace sentirme hermano de todos los cristianos que no tratan de apropiarse de Cristo, de entronizarlo y transformarlo en un instrumento de poder.

Cuando pienso en el cristianismo pienso en la religión en la cual fui bautizado, pero en la que no fui educado, sobre la que no recibí ninguna formación. Pienso en el rechazo que siempre he sentido hacia la institucionalización de los mensajes de los grandes maestros espirituales. Pienso en como fui inducido a confundir Iglesia y cristianismo, como si las pretensiones de representación de Dios tuviesen base alguna en las enseñanzas de Jesús. Reflexiono en las paradojas de mi vida, de como mi formación atea me alejó en un primer momento de comprender las raíces de mi propia cultura, pero de cómo a través de la espiritualidad atea me encontré con Al-lâh, la Unicidad de todo lo creado, y me predispuso a aceptar el islam como forma de vida. Y veo con sorpresa como el encuentro con el islam ha acabado reconciliando la espiritualidad atea con la figura profética de Jesús, y en último término me ha reconciliado con mi cultura de ciudadano europeo del siglo XXI, heredero de una tradición inmensa.

Cuando pienso en el cristianismo no pienso en abstracciones, sino en Francesc y Manuel y Xavier y Victorino. Recuerdo el día en que Ángela me explicó como Jesús le transformó la vida, como se rebeló contra todo dogmatismo y se abrió a la diversidad de religiones, como emanadas de la misma Fuente. Comparto esa experiencia, la hago mía. Siento como Jesús rompe las barreras y nos abre. Siento como Jesús se abre en mí como palabra luminosa, como anhelo de nuevas creaciones. Al pensar en Jesús en mi, me abro como hermano a todos los millones de personas que no conozco y que tratan de vivir sus vidas de acuerdo con las enseñanzas de Jesús. Un movimiento de resistencia ante la cosificación de la vida, ante la transformación del hombre en una mera fuerza de trabajo. La recuperación del ser humano como una criatura capaz de Al-lâh, compasionada con todo lo creado, capaz de amor y trascendencia.

Cuando pienso en el cristianismo, pienso en la importancia que los cristianos tuvieron en la vida de Muhámmad, que la oración y la bendición de Al-lâh sean sobre él. Pienso en el monje Bahira, quien reconoció a Muhámmad cuando era un niño. Pienso en Waraqa ibn Nawfal, quien entendió que quien había visitado a Muhámmad en la Noche del Destino fue el Ángel Gabriel, y así le ofreció un marco tradicional en el cual insertar una experiencia abrumadora. Pienso en ese cristiano que ofreció su huerto para refugiarse a Muhámmad, perseguido en Taif, un huerto en el cual Muhámmad vivió una experiencia radical, el total abandono a la voluntad de Al-lâh, la conciencia final de su absoluta mansedumbre. Pienso en los cristianos de Najran, a los cuales el profeta Muhámmad cedió la mezquita de Medina para realizar sus oraciones. Y deseo que todas las mezquitas del mundo se abran a los cristianos, siguiendo las enseñanzas de Muhámmad.

Cuando pienso en el cristianismo pienso en lo que dice el Corán sobre Jesús y los cristianos. Pienso en la mesa que desciende. Pienso en el yihad, en el versículo coránico que afirma que uno de los motivos por los cuales a los musulmanes se nos ha permitido combatir es la protección de monasterios y de iglesias. Pienso en el edicto del profeta Muhámmad sobre los monjes, en el cual afirma que quien ataque a un monje o un monasterio cristianos será enemigo personal de Muhámmad por los tiempos de los tiempos. Pienso en el hadiz en el cual Muhámmad afirma que, de todos los seres creados desde Adán, Jesús es el más cercano a él. Y pienso en el versículo coránico que incluye a los cristianos sinceros entre aquellos que serán salvados y accederán al paraíso. Pienso en el versículo que nos dice a los musulmanes que debemos creer en lo que ha sido revelado para Jesús, que la paz sea con él y todos sus seguidores.

Cuando pienso en el cristianismo pienso en la aleya del Corán en la cual se afirma que los discípulos de Jesús eran musulmanes. Los cristianos eran musulmanes, no en el sentido confesional del término, sino en el sentido de la palabra árabe “musulmanes”: creyentes que reconocían su sometimiento a la Voluntad de Al-lâh. Cuando el Corán dice que los discípulos de Jesús eran musulmanes solo está diciendo algo evidente: los cristianos son creyentes que se entregan conscientemente a Al-lâh, creador de los cielos y la tierra. No existe una frontera definitiva entre el cristianismo y el islam, sino que todas las religiones se hermanan en Al-lâh, su Origen indiviso.

Cuando pienso en el cristianismo acabo girándome hacia Al-lâh como origen y destino de todo lo creado, Fuente única de todas las grandes tradiciones de la humanidad. Y doy gracias a Al-lâh por haber creado tantos caminos hacia la misma Fuente, y me someto a su Mandato, desde mi condición de musulmán que trata de ver el Rostro de Al-lâh en todo lo creado. Al-hamdulil-lâhi Rabbi al-alamin. Alabado sea Dios, sustentador de todos los mundos. Amin.

La extraña y profunda fe del Hitler

La extraña y profunda fe del Führer

Nacido y criado como católico romano, al crecer desarrolló una afición obsesiva por la mitología pagana germánica, su nacionalsocialismo fue un movimiento cuasi-religioso del que él fungía como mesías, lo único cierto del caso es que Adolfo Hitler nunca fue ateo.

Para zanjar de una vez por todas la polémica sobre si Adolfo Hitler (20 de abril de 1889-30 de abril de 1945) era o no ateo como malintencionadamente le gusta afirmar a muchos para sustentar su crítica contra la "inmoralidad del ateísmo", es lícito citar al finado en una de sus declaraciones más esclarecedoras:

"Estamos convencidos de que la gente necesita y requiere esta fe. Por lo tanto hemos llevado a cabo la lucha contra el movimiento ateo, y esto no sólo con unas pocas declaraciones teóricas: lo hemos aplastado."

—Discurso en Berlín, 24 octubre de 1933

Es claro, no era ateo ¿era Hitler un hombre religioso? Sin lugar a dudas, ¿era católico? En principio si, fue criado en esa fe y el nunca renegó de ella, dejándolo en claro allá por 1941 cuando le dijo al general Gerhard Engel que "Soy ahora, como antes, católico, y siempre lo seré".

El Vaticano nunca lo excomulgó y, por el contrario, firmó un Concordato diplomático con el Tercer Reich en 1933 que le deparó enormes beneficios económicos, como la anulación de 7000 demandas legales contra clérigos y ayuda financiera multimillonaria del estado alemán durante varios años. El tratado diplomático estableció que "El Reich alemán garantiza la libertad de profesión y el ejercicio público de la religión católica... los clérigos disfrutarán de la protección del Estado de la misma forma que los empleados del Estado... La enseñanza de la religión católica en los grados elementales, vocacionales, secundarios y superiores será una materia regular y se impartirá conforme a los principios de la Iglesia Católica".

El odio profundo de Hitler -y de los europeos en general- contra los judíos tuvo origen en el cristianismo, el líder nazi declaró que "Mis sentimientos como cristiano me inclinan a ser un luchador por mi Señor y Salvador. Me llevan a aquel hombre que, alguna vez solitario y con sólo unos pocos seguidores, reconoció a los judíos como lo que eran, y llamó a los hombres a pelear contra ellos... Como cristiano, le debo algo a mi propio pueblo", siguiendo el ejemplo de ilustres doctores de la iglesia que citaron, entre muchas otras cosas lo siguiente:

"Abajo con el judío."

—Juan Crisóstomo

"Peor que el mismo demonio."

—San Basilio

"Dos clases de humanos, los cristianos y los judíos." "La luz y las tinieblas." "Pecadores", "homicidas".

—Anastasio

"Basura revuelta".

—Agustín de Hipona

(Citados por el historiador Karlheinz Deschner.)

Cristiano, neopagano y hábil político

Si bien es cierto que el principal acervo ideológico y metafísico del Hitler provino de su herencia cristiana es justo subrayar que su fe agregaba otros elementos místicos y esotéricos muy populares a finales del siglo XIX y principios del XX.

Algunos historiadores creen que Hitler soñaba con crear una nueva religión, amalgama de mitología germánica pagana y ocultismo. Los rituales de la SS y los rimbombantes desfiles militares dan evidencia de ello, la figura mesiánica del mismo Führer, la devoción y obediencia infinita de sus seguidores otra.

En entrevista con EFE, el escritor Michael Hesemann acotó que casi toda la elite del Tercer Reich estudió intensivamente las doctrinas esotéricas de Richard Wagner y la mística neo-gnóstica, y algunos pertenecieron incluso a sociedades ocultistas.

Según Hesemann, Hitler odiaba tanto a las iglesias cristianas como al judaísmo, y pensaba reemplazarlas por una nueva religión con su liturgia propia y sus textos sagrados, entre ellos el libro "Mi lucha"; sin embargo, fue en esa, su obra fundamental, dónde el nefasto líder revela una opinión favorable y cierta admiración por el cristianismo católico, del cual creyó debían copiarse ideas:

"También en esto la iglesia católica debe servirnos de ejemplo, ya que a pesar de que su cuerpo doctrinal está en colisión en muchos puntos -y en parte inmotivadamente, con el estudio de las ciencias exactas y la investigación, jamás se resigna a sacrificar ni un ápice del contenido de su doctrina. Con razón supo conocer que su fuerza de resistencia no consiste en adaptarse con más o menos habilidad a los resultados siempre variables de la investigación científica en el transcurso del tiempo, sino en el hecho de un aferramiento inquebrantable a sus dogmas ya expuestos, que son los que le dan al conjunto el carácter de una fe. He ahí por qué la Iglesia católica se mantiene hoy más firme que nunca."

Su simpatía no era exclusiva con el catolicismo romano pues también tenía opiniones favorables para los protestantes:

"El pastor protestante como el sacerdote católico, ambos contribuyeron decididamente a mantener el espíritu de nuestra resistencia no sólo en el frente de batalla, sino ante todo, en los hogares."

"El más ferviente protestante puede alinearse al lado del más ferviente católico, sin que jamás surjan para él problemas de conciencia por su convicción religiosa."

El apoyo de los protestantes al Tercer Reich fue masivo, quizá un poco por la cercanía del líder nazi con las ideas de Martín Lutero, quien en su obra "Sobre los judíos y sus mentiras" promovió la quema de sinagogas, prohibición del culto judaico, expropiación de propiedades, la expulsión y los trabajos forzados.

En todo esto queda patente que Hitler era además un astuto líder político que supo ganarse a todas las facciones para impulsar su agenda, pero eso no confirma que fuera incrédulo, por el contrario, estaba firmemente convencido de que tenía una misión divina y que obedecía a una voluntad superior:

"Estoy convencido de que actúo como agente de nuestro Creador. Al combatir a los judíos estoy haciendo la voluntad del Señor."

Sin lugar a dudas, Adolfo Hitler era un hombre de fe.

Nota: Invitamos a nuestros lectores a leer el artículo "El Papa Pio XII, Hitler y el genocidio judío ¿Recta razón de la Iglesia?" publicado en Sindioses.org.

Por César Barrantes B.

Hitler: ¿Ateo? Nazis: ¿Ateos?

El reinado de Cristo

Cualquier parecido externo o interno que pueda apreciarse entre el Reino de Cristo y los reinos de este mundo, hemos de afirmar que es espúreo


La historia del Reino, vista desde la calle, no ha sido lo que podríamos llamar afortunada

No sé si Jesús fue del todo acertado o no cuando etiquetó su proyecto religioso con el nombre de Reino. Digo que no lo sé, porque de hecho la palabra Reino ha dado lugar a toda clase de malinterpretaciones. Y esto no ahora, sino desde el principio. El tema de un Reino que iba a implantarse, que iba a llegar, que reclamaba la conversión de los corazones, fue el tema inicial de los discursos de Jesús (Mc 1 14). La palabra Reino tuvo éxito y sus contemporáneos la aceptaron. Pero igualmente la entendieron de forma muy diferente a como la entendía el mismo Jesús.

Las masas populares, cansadas de tantos señores dominantes en el territorio de Palestina, los romanos, los reyes impuestos y sostenidos por los romanos, la clase sacerdotal de Jerusalén, los allegados a, todos éstos, acogieron con entusiasmo la hipótesis de un cambio político en donde empezaran a tener vigor nuevas ideas de verdad, justicia y humanitarismo. El profeta de Nazaret parecía el personaje apto para implantar un nuevo Reino en Palestina. Así fue como en cierta ocasión lo quisieron hacer rey. Pero Jesús no estaba por labor, y se escabulló de ellos (Jn 15).

Los apóstoles también entendieron la cosa a su manera. Fueron varias las ocasiones en que discutían entre ellos quién sería el primero de la lista cuando Jesús se decidiera a llevar a la práctica su idea de] Reino (Mr 9 33-34). La cuestión llegó a mayores cuando los dos hermanos Juan (el evangelista) y Santiago (el patrón de España) pretendieron reservar para su familia la cúpula del poder en el nuevo Reino (Mr 10 35-37).

Sus enemigos tomaron ocasión de la palabra Reino, tantas veces pronunciada por Jesús, para tergiversar las cosas, montar acusaciones falsas, y presentar a Jesús como un agitador político (Le 23 5).

Pilatos , que entendía más de política y de disciplina militar que los sacerdotes del Templo, juzgó de tal forma inaudito el tema del Reino, que ni siquiera se lo tomó en serio (Jn 19 4).

Finalmente, los mismos que habían puesto sus esperanzas en que Jesús tomaría el poder, e implantaría un nuevo régimen político en el país, sufrieron tal decepción que se lo echaron en cara de la forma más cruel que imaginarse pueda: cuando Jesús ya estaba clavado en la cruz, y moría agonizante, con la piel y los huesos destrozados, las autoridades y el pueblo hacían muecas a Jesús diciendo: "A otros ha salvado, que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido. Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre, y diciendo: si eres tú el Rey de los judíos, sálvate a tí mismo". (Le 23 35-38). La escena no puede ser más macabra, ni más plagada de una frustración popular, que estalla en un sadismo colectivo. Las malinterpretaciones de la palabra Reino no terminaron ahí. La Iglesia Católica ha asumido muchas formas del protocolo y del formalismo de las cortes de los reyes. El Papa se convirtió en un Rey temporal, a partir de la donación de los Estados Pontificios a la Tiara Romana el año 756 por Pipino , rey de los francos (715-768), con formas de estilo propias de los monarcas absolutos. El esplendor de la curia romana no desmerecía, ni mucho menos, de lo que podía ser la corte de Luis XIV de Francia, de Felipe IV de España, o de los Médicis de Florencia. A nivel del hombre de la calle, la idea del Reino se ha traducido en la versión del Estado Católico. Si Cristo es el rey, se ha entendido con demasiada frecuencia, que el Estado no puede ser indiferente ante la actitud y la práctica religiosa de los ciudadanos. A la inversa, por aquello de que el Reinado de Cristo se traduce en realizaciones políticas, muchas revoluciones de origen social y económico se han extendido a sangrientas revanchas contra las instituciones eclesiásticas y las personas que las representan.

Así ocurrió con la revolución francesa, con la revolución socialista de 1848, con la revolución rusa, con la revolución mejicana, durante la guerra civil española. No siempre es fácil distinguir en todos los levantamientos contra el orden establecido, cuánto ha habido de estricto ataque a la predicación original de Jesús de Nazaret, y cuánto ha habido de lucha contra unas instituciones y personas que apoyaban la pervivencia del antiguo régimen.

Realmente la historia del Reino, vista desde la calle, no ha sido lo que podríamos llamar afortunada. Y, sin embargo, el tema esta ahí, y no lo vamos a eliminar ni a ignorar. Lo que entiendo que corresponde es descubrir el hilo conductor que ha llevado desde el principio a todas estas malinterpretaciones. La explicación, por ingenua y utópica que pueda parecer, es la única válida. "Mi Reino no es de este mundo" (Jn 18 36). Y no es de este mundo con todas sus consecuencias: ni en la forma ni en el fondo. Cualquier parecido externo o interno que pueda apreciarse entre el Reino de Cristo y los reinos de este mundo, hemos de afirmar categóricamente, que es espúreo, y una degeneración de la autenticidad original.
Jaime Loring es Profesor jesuita.

Ayn Rand

Videos de Ayn Rand


Ayn Rand (seudónimo de Alissa Zinovievna Rosenbaum, San Petersburgo, Rusia, 2 de febrero de 1905 - Nueva York, Estados Unidos, 6 de marzo de 1982), filósofa y escritora estadounidense de origen ruso, ampliamente conocida por haber escrito los bestsellers The Fountainhead y Atlas Shrugged, y por haber desarrollado un sistema filosófico al que denominó Objetivismo.
Rand defendía el egoísmo racional (propugna como conducta virtuosa el que cada individuo tenga como fin de su vida la satisfacción de sus proyectos racionales, sin violentar los derechos racionales de los demás ni aceptar que se violenten los propios), el individualismo, y el capitalismo laissez-faire (es una expresión francesa que significa "dejad hacer, dejad pasar", refiriéndose a una completa libertad en la economía: libre mercado, libre manufactura, bajos o nulos impuestos, libre mercado laboral, y mínima intervención de los gobiernos), argumentando que es el único sistema económico que le permite al ser humano vivir como ser humano, es decir, haciendo uso de su facultad de razonar. En consecuencia, rechazaba absolutamente el socialismo, el altruismo y la religión.

Frases
Ningún ser humano tiene el derecho de iniciar el uso de la fuerza contra otro.

El argumento de la intimidación es una confesión de impotencia intelectual.

Ningún hombre puede tener el derecho de imponer a otro hombre una obligación no escogida, un deber no recompensado o un servicio involuntario.

Cuando el bien común de una sociedad es considerado como algo aparte y superior al bien individual de sus miembros quiere decir que el bien de algunos hombres tiene prioridad sobre el bien de otros hombres, aquellos consignados en el estatus de animales sacrificados.

La justificación moral del capitalismo yace en es el único sistema consonante con la naturaleza racional del hombre, que protege la superviviencia del hombre como hombre y que su principio gobernante es la justicia.

La menor minoría en la tierra es el individuo. Aquellos que niegan los derechos individuales, no pueden llamarse defensores de las minorías.
Aprende a valorarte, lo que significa luchar por tu felicidad.

El valor económico del trabajo de un hombre está determinado, en un mercado libre, por un solo factor: El consentimiento voluntario de aquellos con la voluntad de comerciar con él a cambio de sus productos o de su trabajo.

Quien lucha por el futuro ya lo vive en el presente.
Cuando digo "Capitalismo", quiero decir Capitalismo completo, puro, incontrolado, no regulado, laissez-faire. Con una completa separación del Estado y de la economía del mismo modo y por las mismas razones por las que existe separación entre el Estado y la Iglesia.

No hay nada que pueda quitar la libertad a un hombre salvo otros hombres. Para ser libre, un hombre debe ser libre de sus hermanos.

"Dios" no es un concepto. En el mejor de los casos, uno podría afirmar que es un concepto en el sentido en el que un dramaturgo utiliza conceptos para crear personajes. Es un aislamiento de características reales del hombre combinadas con la proyección de características imposibles, irracionales, que no tiene nada que ver con la realidad -tales como "omnipotencia" y "omnisciencia". Más aún, ni siquiera se supone que Dios sea un concepto: Él es sui generis, de modo que nada relevante para el hombre ni para el resto de la naturaleza puede supuestamente, según los partidarios de ese punto de vista, ser aplicado a Dios. Un concepto ha de incluir dos o más concretos similares, y no hay nada que sea como Dios. Se supone que es único. Por lo tanto, por sus propios términos de plantear el problema, han sacado a Dios del campo de los conceptos. Y con toda propiedad, porque está fuera de la realidad.

"Una moralidad mística hace imposible el emitir juicios morales. No puedes juzgar según un estándar incomprensible, sea Dios, la sociedad o cualquier cosa fuera de la Razón. Cuando te dicen "No trate de entender qué es bueno, créalo", usted queda incapacitado para estimar cualquier valor, acción, persona o evento, o para hacer cualquier elección firme.


A propósito de los argumentos de los místico con respecto a Dios. Dice usted que "no hemos respondido lo que los defensores del argumento han querido decir". Nunca respondemos a lo que la gente quiere decir, respondemos a lo que la gente dice. Usted proclama que los místicos entienden el Universo como el Universo Físico, y demandan una causa no física para él, a la que llaman Dios. Bien, aquí es donde [El axioma] "La Existencia existe" vuelve a aparecer de nuevo: Sea lo que sea lo que quieren decir cuando dicen "no físico", sea Dios, ectoplasma, o simplemente llamémosle X, bien X existe o no existe, y si existe, es parte del Universo; y si los místicos no quieren decir realmente "El Universo", es responsabilidad suya el no corromper el lenguaje y no jugar con equívocos.
Dios... un ser cuya única definición es que está más allá de la capacidad de la mente humana para ser comprendido.

Me pregunta usted: "Exactamente, ¿por qué no cree usted en Dios?". Porque no he encontrado argumento racional que apoye dicha creencia.
Soy una atea intransigente, pero no una atea militante. Esto significa que abogo por la Razón sin compromisos de ningún tipo y que lucho a favor de la Razón, no contra la religión. Debo también mencionar que respeto a la religión en sus aspectos filosóficos, en el sentido en que representa una forma temprana de religión.

Todo dictador es un místico, y todos los místicos son dictadores potenciales.
Un místico es un hombre que ha rendido su mente en su primer encuentro con las mentes de otros. En algún momento de su lejana infancia, cuando su propia comprensión de la realidad chocó con las afirmaciones de otros, con sus órdenes arbitrarias y demandas contradictorias, cedió ante un miedo tan profundo a la independencia que le hizo renunciar a su facultad racional.

¿Lo ves? Los hombres tienen un arma contra ti. La razón. Así que debes asegurarte de quitársela. Quítale lo que la sostiene. Pero sé cuidadoso. No niegues directamente. Nunca niegues nada directamente; dejas ver tus cartas. No digas que la razón es mala aunque algunos han llegado hasta eso, y con un éxito asombroso. Simplemente di que la razón es limitada.

Que hay algo por encima de ella. ¿Qué? No tienes que ser demasiado claro sobre eso tampoco. El campo es inagotable. 'Instinto'. 'Sentimiento'. 'Revelación'. 'Intuición divina'. 'Materialismo dialéctico'. Si en algún punto crucial te atrapan y alguien te dice que tu doctrina no tiene sentido, estás listo para él. Dile que hay algo por encima del sentido. Que aquí no debe tratar de pensar, debe sentir. Debe creer. Suspende la razón y sacarás puntos dobles como loco... ¿Puedes gobernar a un hombre pensante? No queremos ningún hombre pensante.

Para asegurarme de que mi blasfemia ha sido expresada completamente, por este medio afirmo mi opinión de que la noción de Dios es una superstición básica, que no hay evidencia de la existencia de ningún dios o dioses, que los demonios, diablos, ángeles y santos son mitos, que no hay vida después de la muerte, ni cielo ni infierno, que el Papa es un dinosaurio peligroso, fanático y medieval, y que el Espíritu Santo es un personaje caricaturesco merecedor de risa y de ridículo. Acuso al dios cristiano de asesinato por permitir que ocurriera el Holocausto, por no mencionar la 'limpieza étnica' que está siendo llevada a cabo por cristianos en nuestro mundo, y condeno y vilifico a esta deidad mítica por alentar el prejuicio racial y comandar la degradación de la mujer.

Un místico es un humano que ha rendido su mente en su primer encuentro con las mentes de otros. En algún momento de su lejana infancia, cuando su propia comprensión de la realidad chocó con las afirmaciones de otros, con sus órdenes arbitrarias y demandas contradictorias, cedió ante un miedo tan profundo a la independencia que le hizo renunciar a su facultad racional.

¡Que el Dios que has inventado te perdone!.