sábado, 16 de abril de 2011

Hipatia una mujer adelantada a su epoca


Hypatia, fue la primera matemática de cuya vida y obra se tiene un conocimiento razonable y es uno de esos personajes de la historia que rompe con todos nuestros esquemas.

En todos los tiempos han existido personas que han sostenido la luz de la racionalidad como una antorcha brillante en medio del oscurantismo propio del misticismo y el fanatismo. En los primeros años del cristianismo hubo una valiente mujer que fue una inspiración para las gentes de sus días y un ejemplo para nosotros. Ella vivió en Alejandría en el siglo V, era matemática, filósofa, científica, una Galileo mil años atrás. Amada por unos y odiada por muchos que predicaban una religión de paz. Se trata de Hypatia. Esta insigne mujer trabajaba como docente e investigadora científica en el Museo adjunto a la biblioteca de Alejandría, aquel maravilloso faro de la Humanidad que iluminó a Occidente por tanto tiempo, que alguna vez tradujo las escrituras hebreas al griego (así se hayan cometido errores pequeños como traducir doncella por virgen y de allí justificar una historia fantástica), que albergó sabios de todo el mundo, que mantenía los saberes de tantos tiempos y lugares.

Era investigadora, científica, filósofa, nunca había sido bautizada como cristiana y a su edad no le había interesado adoptar ese credo, sí, seguramente por un interés ambicioso y egoísta: le gustaba la ciencia y en esa época las mujeres cristianas no hacían ciencia, bueno, tampoco los hombres. Esa era su inmoralidad. Hypatia era admirada por su elegancia, según algunas fuentes por su belleza, pero especialmente por su sabiduría y ecuanimidad. Tal vez por eso era odiada por Cirilo, el obispo cristiano de la ciudad, un pendenciero que le hizo la vida imposible a quienes se le atravesaron por su camino, incluso a cristianos como Nestorio, el patriarca de Constantinopla (la capital del Imperio). Cirilo había heredado el cargo de su tío el obispo Teófilo quien ya había ocasionado muchas persecuciones y destrucciones a los templos de religiones no cristianas. De lo poco no cristiano que quedaba en Alejandría, era el templo al dios Serapis que albergaba al Museo con su Biblioteca, y una comunidad judía pujante.



Nació alrededor del año 370 d.C. en Alejandría, entonces parte de Roma. Hija del matemático Teón, quien fuera profesor y último rector del célebre Museion, lo que podría considerarse la Universidad de Alejandría de entonces. Su padre se propuso hacer de Hypatia un perfecto ser humano, en el más puro sentido clásico griego y parece ser que desde su infancia la rodeó de una atmósfera que estimulara su disposición a explorar, cuestionar y aprender. Al parecer la educación de Teón consiguió su objetivo pues a decir de Sócrates Escolástico, historiador de Hypatia, 120 años después de su muerte: "la belleza, inteligencia y talento de esta gran mujer fueron legendarios y superó a su padre en todos los campos del saber, especialmente en la observación de los astros".


Como parte de su educación Hypatia hizo varios viajes al extranjero por un periodo de alrededor de diez años; al menos en uno de esos viajes estuvo en Atenas y fue discípula de Plutarco y de Temisteo, filósofos griegos fundadores de la escuela neoplatónica. Cuando volvió a Alejandría las autoridades del Museion la invitaron a formar parte del cuerpo de profesores y allí pasó gran parte de su vida dedicada a investigar y enseñar Matemáticas, Geometría, Astronomía, Lógica, Filosofía y Mecánica, ocupaba la cátedra de Filosofía platónica por lo que sus amigos y compañeros la llamaban "la filósofa". Ganó tal reputación que al Museion asistían estudiantes de todo el mundo conocido a escuchar sus enseñanzas sobre "la Aritmética de Diofanto" y su casa se convirtió en un gran centro intelectual. Citando nuevamente a Sócrates Escolástico: "consiguió un grado tal de cultura que superó con mucho a todos los filósofos contemporáneos. Heredera de la escuela neoplatónica de Plotinio, explicaba todas las ciencias filosóficas a quien lo deseara. Con este motivo, quien deseaba pensar filosóficamente iba desde cualquier lugar hasta donde ella se encontraba... pero a más de saber filosofía era también una incansable trabajadora de las ciencias matemáticas".
A pesar de su inteligencia y su belleza nunca se casó ni tuvo descendencia aunque se le atribuyeron varios romances, entre ellos con el prefecto de Roma, Orestes.

A finales del siglo IV el imperio romano, del cual formaba parte Alejandría, estaba muy dividido, tanto en el aspecto religioso como en la lucha por el poder político y social. Aunque la religión oficial era el cristianismo, la Iglesia se había visto en la necesidad de convivir con otras religiones. Los pueblos, que a su paso hacia el oriente, había conquistado Alejandro Magno, profesaban desde el judaísmo hasta una buena cantidad de religiones paganas y sectas consideradas herejes por los cristianos.

Hasta el año 412, a pesar de la situación de efervescencia que se vivía en el Imperio Romano, Hypatia se había mantenido al margen de esta lucha por el poder. Tal vez gracias a que su interpretación del neoplatonismo, más intelectual que mística, podía conciliarse con ciertas tendencias liberales del cristianismo. Además, estaba muy bien relacionada con la iglesia y con el estado. La percepción favorable de la Iglesia se debía a que uno de sus discípulos, Sinecio de Cirene (sobrino del hasta entonces obispo de Alejandría, Teófilo) tenía una posición muy importante dentro de la misma. Convertido al cristianismo, contribuyó a formular la doctrina de la trinidad, utilizando los principios de la filosofía neoplatónica aprendida de Hypatia. Sinecio tenía una gran admiración y un afecto especial por su maestra y la protegió mientras vivió. Además a Hypatia la amparaba su amigo Orestes, prefecto de Roma que había permanecido leal al paganismo.

Toda esta situación cambió cuando después de la muerte de Sinecio y de su tío Teófilo, nombraron a Cirilo obispo de la ciudad de Alejandría. Para ese entonces la iglesia cristiana había declarado una lucha frontal lo mismo contra las otras religiones como contra el estado laico representado por Orestes.

Se dice que Cirilo era enemigo de esta mujer científica, a la que temía y admiraba a la vez. Pero siguiendo la tónica general de la época, no le era posible comprender ni tampoco consentir que una mujer se dedicase a la ciencia y menos aún a esa clase de ciencia que difícilmente podían comprender las personas que no eran eruditas en el tema. Por lo tanto creó un clima y un ambiente de odio y fanatismo hacia ella, tachándola de hechicera y bruja pagana.

Además, la filosofía neoplatónica de la cual Hypatia era su estandarte, fue declarada hereje por Cirilo. En esta atmósfera explosiva surgieron una serie de desavenencias entre Orestes y Cirilo que dieron origen a revueltas y violentos motines.

Hypatia había sido señalada como hereje y como muy influyente sobre Orestes por el nuevo obispo Cirilo. Así pues, un día del mes de marzo del año 415, Hypatia fue asesinada de la manera más cruel por un grupo de monjes fanáticos. Los hechos están recogidos por un obispo de Egipto del siglo VII llamado Juan de Nikio. En sus escritos justifica la masacre que se hizo durante aquel año contra los judíos de Alejandría y también la muerte de Hypatia. Cuenta cómo un grupo de cristianos atolondrados, impetuosos y violentos, seguidores de un lictor llamado Pedro fueron en su busca, la golpearon, la desnudaron y la arrastraron por toda la ciudad hasta llegar a un templo llamado Cesareo; allí continuaron con la tortura cortando su piel y su cuerpo con conchas afiladas hasta que murió; a continuación descuartizaron su cuerpo y lo llevaron a un lugar llamado Cinaron donde finalmente lo quemaron.

De esta manera creyeron dar muerte a lo que ellos llamaban idolatría y herejía. La biblioteca de Alejandría unida al Museion fue incendiada poco después de la muerte de Hypatia. Desaparecieron miles de ejemplares de una de las más grandes bibliotecas que jamás hayan existido, desaparecieron también los animales vivos y disecados, los aparatos, los instrumentos de medición, los instrumentos musicales, los grandes salones, las fuentes, los patios. Los académicos que allí trabajaban e investigaban fueron perseguidos y en algunos casos asesinados.


Orestes, el prefecto romano amigo de Hypatia informó de los hechos y pidió a Roma una investigación. Pero por "falta de testigos", se fue retrasando, hasta que llegó un momento en que el propio Cirilo aseguró que Hypatia estaba viva y que habitaba en la ciudad de Atenas. Orestes tuvo que huir de Alejandría y abandonar su cargo. Con la muerte de Hypatia se terminó también la enseñanza del pensamiento de Platón no sólo en Alejandría sino en el resto del Imperio. El interés por las ciencias fue debilitándose, pudo sobrevivir en Bizancio y poco después empezó de nuevo a florecer en el mundo árabe.


El obispo Cirilo fue después canonizado por la Iglesia y es conocido como San Cirilo.

uchos siglos después, el pintor Rafael presentó en Roma su obra "La Escuela de Atenas" y algunos obispos y sacerdotes preguntaron:

-¿Quién es esa mujer que está en centro?

- Hypatia, la estudiante más famosa de la Escuela de Atenas. -respondió Rafael.

- Quitadla de ahí. Sus conocimientos y su ciencia iban en contra de la fe. -le amonestó uno de los sacerdotes-, por lo demás el cuadro es aceptable.

- Como ordeneis, -le contestó el artista que no tenía elección.

Pero Rafael se salió con la suya, utilizando a Francesco Maria della Rovere como modelo, que por sus suaves facciones podía pasar por una mujer.

Hipatia (/y.pa.'ti.a/; Griego: Ὑπατία; Alejandría, 355 ó 370 - Ibidem, marzo de 415 ó 416[1] ) fue una filósofa y maestra neoplatónica romana, natural de Egipto,[2] que destacó en los campos de las Matemáticas y la Astronomía miembro y líder de la Escuela neoplatónica de Alejandría a comienzos del siglo V. Seguidora de Plotino, desdeñaba el misticismo y se centró en estudios lógicos y ciencias exactas, llevando una vida ascética. Educó a una selecta escuela de aristócratas cristianos y paganos que ocuparon altos cargos, destacándose el obispo de Ptolemaida, Sinesio de Cirene, que mantuvo una importante correspondencia con su maestra, Hesiquio el Hebreo y Orestes, que llegaría a ser prefecto romano de Egipto.
Hija del astrónomo Teón, Hipatia es la primera mujer matemática de la historia de humanidad de la que tenemos un conocimiento razonablemente seguro y detallado. Escribió libros sobre geometría, álgebra y astronomía y mejoró el diseño de los primitivos astrolabios, dispositivos mecánicos que simulaban el movimiento de los planetas, e inventó un hidrómetro.
Hipatia murió a una edad avanzada, 45 ó 60 años (dependiendo de cuál sea su fecha correcta de nacimiento), horrendamente linchada por una turba de cristianos enfervorecidos, en el marco de la hostilidad cristiana hacia el paganismo y las luchas políticas entre el patriarcado alejandrino y el poder imperial, representado en Egipto por el prefecto Orestes, ex alumno de la filósofa.
Su carácter de mujer entregada al pensamiento y la enseñanza en plena Tardoantigüedad, su fidelidad al paganismo en el momento de auge del catolicismo teodosiano como nueva religión del Estado y su cruel linchamiento a manos de cristianos, han dado una gran fama a Hipatia, cuya figura ha sido muy mitificada. Desde la época de la Ilustración se la presenta como a una supuesta "mártir de la ciencia" y símbolo de la presunta decadencia del mundo clásico frente al integrismo y la irracionalidad.

En el año 415, la científica Hypatia, directora de la legendaria biblioteca de Alejandría, fue muerta a golpes por monjes cristianos que la consideraban una pagana. El líder de los monjes, Cirilo, fue canonizado como santo.
James A. Haught


En ese tiempo, Alejandría como muchas ciudades del Mediterráneo habían acogido a los judíos que se encontraban en la diáspora. En esa Alejandría liberal, cosmopolita, de mercados abiertos y tolerancia religiosa, habían triunfado los judíos, y la habían hecho más rica aún. Con todo el derecho del mundo habían conservado su religión, con sus virtudes y defectos, a pesar que una secta surgida en su propio seno, que le robó sus Escrituras y las utilizó en su contra, era ahora el poder triunfante en el Mediterráneo. A pesar que el Emperador Romano ya era de ese nuevo culto, surgido, mas no fundado, por un predicador judío asesinado por Roma y que ahora, irónicamente, "acompañaba en espíritu" las batallas de los Romanos contra los judíos.

Esos judíos eran para Cirilo un "problema", "una cuestión", a la que había que encontrarle una "solución definitiva", y entonces decidió predicar el odio contra la comunidad judía de Alejandría, para que fueran expulsados de la urbe, y repetir la mentira mil veces dicha desde Mateo hasta Hitler, pasando por Lutero, Wagner, Agustín, Atanasio, Gibson: que los judíos habían matado a Dios. El interés de Cirilo era recordarle al mundo que Alejandría era cristiana y sólo cristiana, así como ahora Juan Pablo II le recuerda a Europa que es "esencialmente cristiana", cristianizando Auswicth, Kosovo, Yugoslavia, Andalucía. Como cuando Pio XII esperaba que la campaña alemana en Rusia, devolviera al cristianismo católico a la comunista y ortodoxa patria de Tolstoi y Dostoievski.

Cirilo se aprovechó de uno de los mayores males de la cultura helenística y que finalmente forjó su caída: la abominable esclavitud. Bajo la consigna de hacer a todos los hombres libres (claro está, en un hipotético y utópico paraíso, no aquí en la tierra), sonsacaba a las masas de esclavos incontentos, como Lenin agitaba las masas de obreros en la Rusia de 1917 para que mataran por una utópica sociedad comunista (Quimeras y más quimeras). Así mismo, el cristianismo ("la religión de la paz que no ha llevado la paz a ninguna parte", Deschner), prometía libertad a esos esclavos, en una utópica sociedad cristiana... en el cielo. Pues ni Marx ni Jesús, como diría el escritor Jean Revel. La historia demostraría que el cristianismo y el islam fueron civilizaciones que practicaron una esclavitud más atroz y más extendida que las antiguas.

Hypatia no se mantuvo indiferente ante la injusticia que se cernía sobre un pueblo, que desde ya era el chivo expiatorio de todos los males del mundo, una nación sin tierra que no tenía a dónde volver, que vivía en una diáspora eterna y que enriquecía a Alejandría con su negocios y su cultura. Por eso, protestó. Y como consecuencia, ahora los sermones de Cirilo se dirigieron contra esta mujer.

Un día mientras Cirilo seguramente rezaba, sus seguidores interceptaron el carruaje en que se dirigía Hypatia hacia su trabajo en la Biblioteca. La violentaron, le despojaron de sus vestiduras y con ostras la despellejaron viva. Fue linchada y humillada. Según Sócrates Escolástico: "La arrancaron de su carruaje, la dejaron totalmente desnuda; le tasajearon la piel y las carnes con caracoles afilados, hasta que el aliento dejó su cuerpo..." La tragedia ocurrió en marzo del año 415 de nuestra era, cuando Hypatia fue asesinada tenía 35 años de edad.

Cirilo se lavaba las manos como Poncio y disfrutaba del camino que "la voluntad de Dios" le había despejado. Su otro enemigo, Nestorio, fue desterrado a los confines del Imperio, logró en el Concilio de Efeso, imponer a punta de sobornos el Dogma de María como Madre de Dios. Definitivamente parecía que ese Dios estaba de su lado. Para elevar su gloriosa vida, años más tarde después de muerto fue canonizado por la Santa Iglesia Católica, mientras Hypatia y Nestorio eran olvidados y los judíos seguían perseguidos.

¿Cómo el sufrimiento de una persona (Jesús) en otro siglo, puede justificar el asesinato atroz de otra (Hypatia) que en consistencia ética era más cercana a lo que el primero predicaba, que a quienes decían ser sus vicarios (Cirilo)? Una pregunta sin respuesta.

Nadie va a hacer una película de esta mujer, yo que la he admirado desde que leí su historia, no le voy a rezar para que resuelva mi vida y mucho menos voy a idealizar su sufrimiento como un sacrificio al que debo recurrir para deshacerme de las consecuencias de mis actos buenos o malos ("el sacrificio de Cristo en la cruz limpiará tus pecados"). Muchísimo menos, voy practicar un rito diario de inmolación en repetición o conmemoración de ese horrible acontecimiento, como hacen, no todos los cristianos, concretamente los católicos en la Eucaristía y que Mel Gibson encadena muy bien en su película. Tampoco me colgaré una ostra de oro con esmeraldas en mi cuello, o una réplica en plata del revólver del siglo XIX que mató a Abraham Lincoln, ni una bonita botella de cicuta como la que Sócrates optó por tomar tan dignamente. Simplemente quiero contarles una historia que a mí me entristece.
Un problema para quienes les gusten las matemáticas

Es seguro que en sus numerosas explicaciones sobre la Aritmética de Diofanto, Hypatia propuso a sus alumnos este problema (nunca lo sabremos porque su memoria fue desterrada de la historia, junto con sus escritos, y los libros de la Biblioteca), que es el que inicia la serie de 39 problemas que se incluyen en el Libro I de su tratado:

Dividir un número dado (por ejemplo, 135) en dos partes, cuya diferencia sea conocida (por ejemplo, 87).


Hipatia escribió tres libros de matemática y astronomía. También inventó varias herramientas relacionadas con la astronomía y ciencias de la Tierra. Estas incluyen las siguientes: un dispositivo para medir los niveles del agua, una máquina de destilación, el astrolabio (un instrumento que fija la posición del sol y las estrellas), un planisfero y el hidrómetro (que determina la gravedad específica de los líquidos).

Hipatia también escribió acerca de religión y filosofía.

frases de Hipatia

Comprender las cosas que nos rodean es la mejor preparación para comprender las cosas que hay mas allá.

Defiende tu derecho a pensar, porque incluso pensar de manera errónea es mejor que no pensar.


"Había una mujer en Alejandría que se llamaba Hypatia, hija del filósofo Theón, que logró tales alcances en literatura y ciencia, que sobrepasó en mucho a todos los filósofos de su propio tiempo. Habiendo sucedido a la escuela de Platón y Plotino, explicaba los principios de la filosofía a sus oyentes, muchos de los cuales venían de lejos para recibir su instrucción."
Sócrates Escolástico

Obras
"Consiguió tal grado de cultura que superó de largo a todos los filósofos contemporáneos. Heredera de la escuela neoplatónica de Plotino, explicaba todas las ciencias filosóficas a quien lo deseara. Con este motivo, quien quería pensar filosóficamente iba desde cualquier lugar hasta donde ella se encontraba"
Sócrates Escolástico

Ninguna de sus obras se ha conservado, pero se conocen gracias a sus discípulos, como Sinesio de Cirene o Hesiquio de Alejandría, el Hebreo.

* Comentario a la Aritmética en 14 libros de Diofanto de Alejandría.
* Canon astronómico.
* Comentario a las Secciones cónicas de Apolonio de Perga, su obra más importante.
* Tablas astronómicas: revisión de las del astrónomo Claudio Tolomeo, conocida por su inclusión en el Canon astronómico de Hesiquio.
* Edición del comentario de su padre a Los Elementos de Euclides.

Además de cartografiar cuerpos celestes, confeccionando un planisferio,[53] también se interesó por la mecánica. Se sabe que inventó un destilador, un artefacto para medir el nivel del agua y un hidrómetro graduado para medir la densidad relativa y gravedad de los líquidos, precursor del actual aerómetro,[54] descrito por Sinesio de Cirene:
...es un tubo cilíndrico con la forma y dimensiones de una flauta, que en línea recta lleva unas incisiones para determinar el peso de los líquidos. Por uno de los extremos lo cierra un cono, adaptado en posición idéntica, de manera que sea común la base de ambos, la del cono y la del tubo. Cuando se sumerge en el líquido ese tubo, que es como una flauta, se mantendrá recto, y es posible contar las incisiones, que son las que dan a conocer el peso.
Sinesio de Cirene, Carta 15, a Hipatia.

Sinesio también la defendió como inventora del astrolabio, aunque astrolabios más tempranos precedan el modelo de Hipatia al menos un siglo - y su propio padre fue famoso por su tratado sobre ellos.